John Rincón
Investigador de Tecnun-Escuela de Ingeniería
Sin embargo, y a pesar de estas acciones mancomunadas, ningún país está en camino para limitar el calentamiento del planeta a 1.5 °C, que es la medida impuesta por los científicos para evitar la catástrofe climática. Por no hablar de la crisis energética que se viene viviendo en los últimos meses, que muestra que el mundo sigue dependiendo de los combustibles fósiles en un 80 por ciento. Todo esto puede provocar un efecto cascada que traerá nefastas consecuencias en materia ambiental y social.
Sin lugar a dudas, el problema no es la falta de soluciones, sino la falta de voluntad de cambio real por parte de todos los actores del sistema socio-económico en el que vivimos. Si el sistema no cambia, las acciones y progresos alcanzados hasta el momento serán marginales en comparación con la magnitud del reto al que nos enfrentamos.
Se debe involucrar más activamente a todos los grupos de interés para que produzcan el cambio sistémico que acelere la transición hacia un modelo sostenible.
Hace unas semanas leí que los Emiratos Árabes Unidos habían declarado 2023 como el Año de la Sostenibilidad, además de ser los anfitriones de la 28 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28).
Hace unas semanas leí que los Emiratos Árabes Unidos habían declarado 2023 como el Año de la Sostenibilidad, además de ser los anfitriones de la 28 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28).
Para algunos escépticos puede ser una acción poco creíble -es uno de los mayores productores de petróleo del mundo- pero que uno de los países involucrados en la raíz del problema resulte ser también el anfitrión, abre una puerta importante. Abre una puerta y lanza un mensaje sobre la necesidad de vincular a las partes que más emiten para fomentar la transparencia e incentivar acciones con impacto positivo hacia la sostenibilidad. Solo así se podrán promover prácticas sostenibles para proteger el medioambiente y crear comunidades prósperas ideales para vivir y trabajar.
Implicar a las empresas y países contaminantes en la transición puede ayudar a garantizar que la carga del cambio se reparta de forma justa y que las comunidades más vulnerables no se queden atrás. Así podremos garantizar que la transición hacia la sostenibilidad sea un esfuerzo global en el que todos trabajemos para alcanzar objetivos compartidos como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero o la protección de la biodiversidad.
No hay duda de que para abordar los problemas medioambientales se requiere cooperación y acción a escala mundial, lo que implica la participación acelerada de todas las partes. Así se podrán atacar las causas profundas de los problemas medioambientales y promover la responsabilidad y la innovación que garantice una transición justa y equitativa. Una colaboración entre gobiernos, empresas, ONG y la sociedad civil puede crear un círculo virtuoso que beneficie para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.