lunes , 25 noviembre 2024
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Le Joie de Lire

SELVIN CARPIO

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En una entrevista realizada recientemente por el diario El País a Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, declaró que cuando llegó a París en los años cincuenta, el primer día de su arribo compró en la librería Le joie de lire (La alegría de leer) un ejemplar de Madame Bovary, de Flaubert.

Dicha obra y el estilo tan realista de su autor lo dejaron deslumbrado y lo marcaron como el tipo de escritor que quería ser. Sin embargo, expone que antes que escritor, él es lector y que nada en la vida le ha dado tantas alegrías y conocimientos, como la lectura de los libros, llegando a la conclusión que todo está en los libros y que la lectura es el placer supremo.

Aunque el mundo es dominado por los medios tecnológicos y su estandarte es la imagen como centro de la diversión y del entretenimiento, la misma no nos da nunca la información que nos dan los libros, ya que es muy incompleta. Las imágenes son más intensas que las frases, pero al final lo que nos queda en la memoria son las ideas que nos dan los libros.

En mi temprana adolescencia, aunque existían ya las computadoras, no estaban al alcance de todos y por supuesto no había internet, por lo que toda la información que se nos pedía en tareas había que recopilarla en las bibliotecas públicas. 

La alegría de leer. 

Libre de ello, en los establecimientos educativos se nos pedía comprar obras literarias, leerlas completamente y presentar un resumen; esto paulatinamente despertaba en muchos el hábito de la lectura, pues hablamos de por lo menos tres obras en el año escolar. 

Así se fueron nutriendo nuestras bibliotecas con títulos como La tentativa del león y el éxito de su empresa, de Fray Matías de Córdova; Leyendas de Guatemala, de Miguel Ángel Asturias; La mansión del pájaro serpiente, de Virgilio Rodríguez Macal, pasando por las obligatorias María, de Jorge Isaacs y El Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias, hasta llegar al último año del bachillerato con las obras clásicas de griegos y latinos La Iliada y La Odisea, de Homero y La Eneida, de Virgilio. 

Actualmente, el hábito de la lectura ha disminuido enormemente por la presión de las obligaciones y las tareas de la escuela o de la universidad, reemplazándolo con la tecnología que está al alcance de sus manos y perdiendo así el placer de leer. 

Aún así, hay una esperanza, ya que en nuestro país se ha visto un pequeño incremento de la lectura por convicción en los jóvenes de los quince a los veinticinco años de edad, gracias al surgimiento de autores nacionales y extranjeros también jóvenes, los cuales brindan en sus novelas historias contemporáneas, con protagonistas jóvenes y sus sueños, expectativas y sus planes de vida, y que ha inspirado a un pequeño pero cada vez creciente número de lectores a volcarse a las librerías a comprar libros.

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