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El primero de los tres clásicos que en un mes protagonizarán Real Madrid y Barcelona, en la ida de las semifinales de la Copa del Rey, se presenta con aroma de revancha para el madridismo luego de la derrota sin oposición en la final de la Supercopa de España de enero y como una gran oportunidad de instalar la duda en el equipo de Xavi Hernández, después de dos derrotas consecutivas.
El gran duelo del futbol español llega marcado por las bajas de futbolistas importantes de Xavi, con la ausencia del genio que marca el ritmo, Pedri, su jugador más desequilibrante Ousmane Dembelé y el goleador Robert Lewandowski, contra un Real Madrid con lecciones aprendidas.
Le faltó “compromiso” y “contundencia” en la final de la Supercopa de España, como reconoció el propio Carlo Ancelotti. Falta de hambre de éxito. La que le sobró al Barcelona para darle el primer título de la “era Xavi”. Errores que no puede permitirse un Real Madrid que da valor a la Copa del Rey según va acercándose a la final luego de demostrar que quiere la competición. Las remontadas en duelos de alta exigencia, contra el Villarreal y el Atlético de Madrid en las rondas previas, así lo atestiguan.