“Hay días en los que la emoción nos gana, y ver hoy (ayer) el Hospital Nacional de Chimaltenango en funcionamiento me llena de satisfacción”, expresó el jefe de Estado durante el discurso ofrecido a propósito de la habilitación del nosocomio, el cual se erige como uno de los más avanzados del país.
La emoción que embargó al Presidente es más que válida si se toma en cuenta que la obra cuenta con 11 quirófanos de cirugía general y ofrecerá servicios de maternidad y pediatría, intensivo neonatal, pediátrico y módulos para diversas áreas. La magnitud de la edificación solo es comparable con la trascendencia que tendrá para la protección de las familias que viven en 6 departamentos del país, jurisdicciones a las que se cubrirá.
Pero más allá del tamaño de la construcción, conviene reparar en un par de detalles. Primero, reconocer el papel que jugó el Gobierno de China Taiwán, que financió los US $22.5 millones que costó la estructura. En segunda instancia, valorar el esfuerzo del Gobierno, que por medio del Ministerio de Salud ha emprendido una cruzada que busca renovar la red de hospitales nacionales.
Estas continuas reparaciones, ampliaciones y compra de equipos y medicamentos impulsadas en los últimos meses evidencian el compromiso de la actual administración de asegurar una atención digna y eficiente a los guatemaltecos, pero también muestra el sentido de solidaridad que debe caracterizar a las autoridades de un país.
“Este es un hospital en el que las personas menos favorecidas económicamente gozarán de los últimos adelantos de la ciencia médica”, expresó el mandatario, quien enumeró los servicios médicos con que se contará: equipo de radiología, tomografía, rayos X, laboratorio clínico con máquinas automatizadas, zona de aislamiento, morgue, capilla, comedor exclusivo de médicos y sillas para masajes de enfermos.
Sin duda, hay días en los que la emoción nos gana, aunque estos siempre son precedidos por actos solidarios y por servir a quienes más lo necesitan.