La decisión de los estrategas de poner el eje de Economía, Competitividad y Prosperidad como punta de lanza de la Política General de Gobierno 2020-2024 cobra ahora un sentido claro y profundo.
La lógica de los expertos les advertía que un país competitivo y próspero traería consigo otros dos objetivos determinantes y ansiados por el Estado: el Desarrollo Social, y la Gobernabilidad y Seguridad en Desarrollo, otros de los ejes de la citada política.
Por eso debemos congratularnos con las más recientes noticias en materia de atracción de capitales y, reiteramos, valorar las calificaciones y reconocimientos que se han recibido por el manejo de la macroeconomía. El inicio de operaciones de la multinacional Yazaki, de capital japonés y estadounidense, es, como bien lo proyectó el jefe de Estado, el ancla de más inversiones.
De hecho, el propio Presidente avisó sobre el interés de otra compañía internacional de asentarse en Guatemala y El Salvador, lo que implicaría una colocación de US $160 millones y 14 mil puestos de trabajo en ambas naciones. Vale recordar que Yazaki prevé contratar a 10 mil connacionales.
Adicionalmente, el lunes recién pasado se conoció la noticia de que los puertos Santo Tomás, Quetzal y Barrios fueron certificados por las autoridades pertinentes, luego de alcanzar los requerimientos que garantizan la seguridad de sus instalaciones y de los barcos que salen de sus muelles. El mérito habla por sí mismo, pero conviene puntualizar que dichos centros mueven el 80 por ciento de nuestro comercio exterior y captan el 61 por ciento de los impuestos.
De esa cuenta, es necesario reconocer que Guatemala se ha posicionado ante los ojos del mundo como un Estado fuerte, eficiente y transparente, que ofrece certeza jurídica, factores que los grandes empresarios toman en cuenta al momento de proyectar el crecimiento de sus firmas. Está dicho, competitividad y prosperidad como pasos previos para el desarrollo social inclusivo y la seguridad ciudadana.