La conmemoración del 172 aniversario de la Batalla de La Arada, la heroica gesta militar que impidió la invasión de nuestro territorio y marcó el inicio de la República de Guatemala, permite reconocer el papel que juega el Ejército en el desarrollo social del país.
El tema también ofrece la oportunidad para justipreciar el accionar de una institución tan injustamente atacada, que ofrece servicios en, prácticamente, todas las áreas.
Como lo afirmó el Comandante General del Ejército en el acto protocolario, el resultado del citado combate refleja lo que somos: un pueblo que cree y defiende la libertad, democracia y soberanía.
Por eso no extraña que, durante su discurso, el jefe de Estado saludara y agradeciera a soldados y oficiales su participación en el rescate de víctimas de fenómenos naturales, el traslado de medicinas o la construcción de edificios o caminos, aunque resaltó el apoyo que la milicia ofrece en la estabilidad social, mediante su participación en la lucha contra los cárteles de las drogas o de la trata de personas, entre otras.
“Son hombres y mujeres que no descansan y que nos defienden todos los días”, destacó el mandatario, quien en respuesta a esa empatía institucional reiteró su determinación de continuar consolidando el papel del Ejército a través del incremento de sus efectivos, el desarrollo de sus destrezas y la adquisición de herramientas que faciliten y optimicen sus funciones.
Los retos sociales y económicos que enfrenta la sociedad requieren de la participación de sus mejores ciudadanos y servidores públicos, quienes además de principios y valores tengan la valentía de defender a los más necesitados.
Actualmente, Guatemala vive tiempos de paz y armonía social, condiciones indispensables para construir una nación próspera, que ofrezca oportunidades. Llegar a esta situación implicó sacrificios y batallas, muchas de ellas lideradas por el Ejército.