Juan Everardo Chuc Xum
Desde 2019, cada 24 de enero se estableció celebrar el Día Internacional de la Educación, una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de concienciar a la población mundial acerca de la importancia de la educación y conseguir los objetivos contemplados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El tema central seleccionado para celebrar este año es: Invertir en las personas, priorizar la educación.
Y es que la educación es la base fundamental para una sociedad justa, igualitaria, con derechos a la autoidentificación, potencializa la productividad persona y colectiva, erradica la migración, la pobreza y el hambre, mejora la salud y sobre todo dignifica la categoría humana forjando mejores ciudadanos entre otros; eso sí, una educación de calidad coherente con la composición social de cada país, en el caso de nuestra Guatemala, se debe potencializar la educación bilingüe o trilingüe para transitar hacia la interculturalidad.
Y es que la educación es la base fundamental para una sociedad justa, igualitaria, con derechos a la autoidentificación.
Si el conocimiento occidental ha impuesto un programa casi en todo el mundo basado en la imposibilidad de pensar otro mundo distinto al capitalista. Boaventura de Sousa habla de “epistemicidio” para definir cómo ese programa occidental ha subyugado el conocimiento y los saberes de otras culturas y pueblos, pero es tiempo de articular otros conocimientos, cosmovisiones, filosofías y valores de los pueblos originarios en el sistema educativo, en particular en nuestro país.
Interesante el Programa de Alimentación Escolar del Mineduc que apunta requerimientos nutricionales con pertinencia cultural; de igual manera, la dotación reciente de equipo de cómputo especialmente a centros educativos con población indígena por Fodigua en Alianza con el Ministerio de Educación para disminuir las brechas digitales y promover el acceso de la niñez indígena guatemalteca a la tecnología pero, por favor, sin perder identidad cultural y lingüística, y es que tecnología y cultura se complementan si recordamos que nada es estático que todo se desarrolla.
Guatemala tiene oportunidad histórica para erradicar el racismo, la pobreza extrema, acabar con el hambre, la migración externa, el analfabetismo, el irrespeto a la madre naturaleza y muchos otros por medio de una buena educación.