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Xavi Hernández insistió antes del partido en que era una gran oportunidad de, además de ganar el que ha sido su primer título como técnico del Barcelona, dar un impulso a su proyecto que arrancó hace 14 meses, y cumplió doblegando al campeón de Europa y Liga de la pasada temporada, con un contundente 1-3 en la final de la Supercopa de España disputada en Riad, Arabia Saudí.
Un partido que se empezó a decantar en los banquillos. Xavi le ganó el duelo al italiano Carlo Ancelotti. Ambos se protegieron con cuatro centrocampistas de inicio, pero esto fue solo un número. Lo importante llegó en cómo estuvieron posicionados en el terreno de juego. Y a Xavi le salió el plan a la perfección. Ayudado, también, por una defensa del Real Madrid que todavía no ha vuelto del Mundial.
Error en la salida de balón de Rüdiger y Camavinga. El primero dio al segundo un pase comprometido, con este de espaldas, y Busquets se anticipó con la maestría que lo caracteriza para pillar descompensada a la defensa madridista y que la conexión Lewandowski-Gavi hiciera el resto luego de un toque de primera, tenso, al polaco de Pedri, que dio la verticalidad necesaria a la jugada, 34 minutos.
Once después, justo antes de que se mostrara el añadido de la primera mitad, Gavi le devolvió el regalo, en forma de asistencia, a Lewandowski, para hacer el 0-2.
Hasta la afición local, agolpada en los accesos al acceder sin entrada, que comenzó animando más al Real Madrid, acabó coreando los nombres de Gavi y Pedri.
La asociación Benzema-Vinícius dio algo de aire y esperanza al Real Madrid, pero volvió a descoserse atrás, en otro error individual grave y llegó el 0-3; esta vez, de Gavi para Pedri.
Ya finalizando el partido, Benzema maquilló algo el resultado al sumar su cuarto partido consecutivo al marcar en el último minuto de los tres de añadido.