Carmen Jusué Simonena
Doctora en Historia
Durante un siglo después de la conquista de Navarra, los habitantes de la Navarra de Ultrapuertos, Royaume de la Navarre deÇa Ports, o “Tierra de vascos”, tuvieron reyes propios tal y como lo fueron Enrique II, su hija Juana III y su nieto Enrique III.
La denominación “reyes de Navarra” acompañó siempre e identificó a los hijos y nietos de Juan III de Albret y Catalina, dado que era el título de mayor categoría que ostentaron. La llamada Corte de Navarra, ya fuese la de Pau, en el vizcondado de Bearne, o la de Nerac, en el ducado de Albret, fue por diversos motivos un brillante centro cultural y religioso en la Francia del siglo XVI, dado que, durante las décadas de 1530 y 1540, Margarita de Valois o de Navarra, esposa de Enrique II, autora de varias obras, impulsó el humanismo reformista, el neoplatonismo y acogió disidentes religiosos. Años más tarde, su hija, Juana III de Albret, reina de Navarra, impuso el calvinismo y promovió la traducción al vascuence, por Juan de Leizarraga, del Nuevo Testamento.
Margarita de Angulema o de Navarra (Angulema, 1492 – Odos-en-Bigorre, 1549), a la que su pasión por la literatura hizo que se la conociera como La Décima Musa y La Cuarta Gracia, era hija de Luisa de Saboya y de Carlos de Orleans, conde de Angulema, primo del rey de Francia Luis XII, de tal manera que ella y su hermano Francisco, se educaron junto al Rey en Blois y en Amboise y al fallecer este, el trono pasó a Francisco, por lo que Margarita se convirtió en una de las primeras damas de la Corte.
Su dedicación intelectual la llevó a ser autora de varias obras.
Durante la primera época de su vida, en que residió en la Corte francesa, tuvo una importante actuación política de colaboración con su hermano Francisco I, al que apoyó incondicionalmente; además, contribuyó a su formación cultural convirtiendo la Corte en un foco de ideas humanistas. Margarita es un ejemplo de los ideales de la época, como apunta la Dra. Cristina Segura, pues se dio en ella la paradoja propia del humanismo que, junto a una gran curiosidad intelectual, demostró una gran piedad y preocupación religiosa que mantuvo siempre, pero, al mismo tiempo, fue autora de una serie de cuentos libertinos recogidos en el Heptameron.
Margarita contrajo matrimonio (1509) en primeras nupcias con Carlos III, duque de AlenÇon y condestable de Francia y, al enviudar, casó (1527) en segundas nupcias con el rey de Navarra, Enrique II de Albret, por lo que se convierte en reina de Navarra.
Era inteligente y desarrolló una gran formación cultural. Desde los cuatro años, su madre, que era italiana próxima a los principios renacentistas, se ocupó de su instrucción basándola en la lectura de autores clásicos y las Sagradas Escrituras. Llegó a conocer, además del francés, el italiano, el latín, el alemán, el hebreo, el griego y el español, y siempre tuvo una profunda preocupación teológica. Protegió a humanistas, protestantes y mantuvo contactos con Calvino y Melachton. Se rodeó de personalidades del momento, como el erudito Robert Estienne y los escritores y poetas Bonaventura des Périers, Mellin de Saint Geldis y Marot. Rabelais debió de sentir admiración hacia ella, pues le dedicó una de sus obras.
Su dedicación intelectual la llevó a ser autora de varias obras, unas poéticas y otras de carácter filosófico y teológico. Entre ellas destacan: Diálogo en forma de visión nocturna (1523), sus primeras poesías; El espejo del alma pecadora (1531), en el que expresaba su doble preocupación religiosa y cultural y fue atacado por la Sorbona tras su reedición en 1533, necesitando la intervención de Francisco I; El Navío (1547), donde manifiesta su dolor por la muerte de su hermano Francisco; Margaritas de la Margarita de las Princesas (1547), donde está recogida la mayor parte de sus poemas…También escribió una serie de comedias; algunas, de carácter bíblico y otras profanas.
Continuará…