Ricardo Alfredo Sacul, más conocido como el payaso Meneito, con frecuencia se encuentra en el Paseo de la Sexta de la zona 1 capitalina, donde desde hace años realiza globoflexia, pintacaritas y divierte a los transeúntes. En su lugar de trabajo nos detuvimos para conversar sobre cómo se inició en esta carrera, con su característico sentido del humor.
“Si habla con un payaso y no ríe, es porque a mi compadre le falta”, aseguró. Su nombre artístico proviene de su gusto por bailar música merengue y menearse.
Primero se desempeñó como guardaespaldas y, además, vendía accesorios en los semáforos; sin embargo, antes de empezar el siglo XXI se encontró con el payaso Zapatillo, de El Salvador, quien se convirtió en su aliado para cambiar de profesión. Le enseñó algunas rutinas y cómo trabajar en los buses. De ello, cuenta que el primer día que estuvo solo en una unidad colectiva no sabía cómo entretener a los pasajeros, hasta que se le ocurrió dar las noticias de forma graciosa, y así fue perdiendo poco a poco el miedo y la timidez.
“De mi maestro aprendí que a las personas siempre hay que tratarlas con respeto”, apuntó.
Con los años ha innovado en la caracterización de su personaje con los diferentes maquillajes que utiliza para interpretar a Harapo, Augusto, el Tony, el Trampa, Cara triste, entre otros, para animar fiestas infantiles donde se acompaña por su asistente de música y equipo.
Otras especializaciones
El arte del payaso lo llevó a otras áreas como la magia, en la que es conocido como Wony, el mago; esto lo aprendió del payaso Gusanito. Ha practicado magia infantil, de aparato, de escenario, entre otros. Para esta profesión considera que se necesita tiempo, deseo y paciencia.
También se especializó para ser pintacaritas, así como como la realización de las figuras de globos, que asimiló de Júnior, el hijo del payaso Mostacita. Sus figuras más pedidas han sido Mickey y Minnie Mouse, aunque su repertorio es extenso.
En representación de los artistas de la cara pintada ha tenido la oportunidad de viajar y compartir sus conocimientos con las nuevas generaciones de artistas. Para él, es fundamental aprender de todos y enseñar, pero no se considera maestro.