Eugenia de León
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El frío del mes de diciembre es la excusa perfecta de los guatemaltecos para el ascenso de volcanes. Jóvenes, adultos y hasta adolescentes aventureros se encaminan a expediciones de este tipo como una forma tradicional de utilizar las vacaciones y hacer deporte al aire libre en el país.
Uno de los volcanes preferidos para escalar es el volcán de Agua, un coloso de 3766 metros sobre el nivel del mar, ubicado en el municipio de Santa María de Jesús, a 9 km de La Antigua Guatemala.
Conocido por los mayas como Hunahpú, nombre mitológico del Popol Vuh o libro sagrado de los mayas, es el nombre del hermano de Ixbalanqué, hijo del dios Hun-Hunaphú e Ixquic. Santa María de Jesús es uno de los muchos pueblos pintorescos de Sacatepéquez, con gente muy amable en cada rincón.
En la cúspide, los rayos del sol comienzan a asomarse tímidos y titubeantes entre las nubes blancas cual algodón.
Con muchos sembradillos de maíz, flores silvestres y hermosas casitas hechas todavía de adobe, el turista se adentra en un camino que lo lleva a las faldas del volcán.
Comienza la aventura y mientras se asciende, el sonido de la ciudad se aleja y se pierden entre el murmullo de los árboles. Algunos grupos avanzan a mayor velocidad, pero el consejo es mantener un ritmo para poder ascender sin contratiempos.
Grupos de locatarios se encargan de ofrecerle guías y acompañamiento, en el trayecto también encuentra minitienditas improvisadas con algunos enseres, chucherías, agua y frutas para recuperar las fuerzas.
En una serie de angostos caminos, recorridas tres cuartas partes del trayecto, el bosque espeso se convierte en una serie de pajonales y bosque abierto de pinos que es muy característico de las alturas.
Ya hemos ascendido cerca de 3 horas y estamos por alcanzar la cúspide del volcán. La temperatura es baja en el mes de diciembre y los grupos deben mantenerse juntos. Los vientos pueden ser fuertes y la ropa utilizada y equipo deben ser los adecuados.
Nada se compara a la vista de un amanecer en la cúspide el volcán.
Estamos en la oscuridad de la madrugada y llegando cerca de las 6:00 am, los rayos del sol comienzan a asomarse tímidos y titubeantes entre las nubes que asemejan a una alfombra blanca de algodón. Los picos de los otros volcanes se pueden distinguir y la escena es una exquisitez para los fotógrafos profesionales o para cualquiera que desee conservar este momento.