Frank Gálvez
Locutor y Periodista
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Corría 1978 cuando el presidente de esa época, Fernando Romeo Lucas García, promulga el Decreto 80-78, el cual instituye mañana 7 de diciembre como el Día del Locutor Nacional, profesión primordial en la historia de la patria.
Una excelente manera de celebrar este día es rindiendo homenaje a quienes han sido responsables del desarrollo de esta carrera desde sus inicios. La locución es una profesión que ha sostenido su contemporaneidad. Es usada para brindar información, publicitar, educar a las personas, permitir la expresión entre culturas y, por supuesto, entretener. No importa cuán avanzada se vuelva la tecnología, la locución es un trabajo insustituible.
Como claro ejemplo, escuchar la obra de teatro radiofónica La guerra de los mundos (que causó pánico en todo Estados Unidos cuando la audiencia inesperadamente creyó que la invasión alienígena descrita en la obra era real), sería la manera perfecta de comprender cuánto cambió el mundo la locución interpretativa, y cuán poco preparada estaba la sociedad para tales talentos.
“La mayor recompensa de nuestro trabajo no es lo que nos pagan por él, sino aquello en lo que nos convierte” (Jhon Ruskin).
Ya lo dice Jorge Carrión Rubio en su libro Cómo hacer radio y no morir en el intento: “Obviamente, la compostura de un programa, la da la voz que sale al aire: de un locutor animador, comentarista, periodista, etc. Esta voz no necesariamente tiene que destacarse por ser microfónica, sino por ser lo suficientemente clara, con buena tonalidad, animada y con buen ritmo. Natural y honesta.” Por eso apuntamos hoy a mirar más alto y más lejos; dirigiendo nuestras voces hacia un futuro de mayor profesionalización, para poder abrir puertas hacia afuera de la región y el mundo.
Tengo el privilegio de pertenecer a una dinastía de locutores profesionales y al mismo tiempo cuento entre mis maestros a aquellos que laboraron conmigo desde temprana edad. Desde la Cabina de Cristal Martha Bolaños de Prado, de Radio Nacional TGW 107.3 FM, hasta su pasillo donde por justo homenaje se coronan las efigies de aquellas vidas que han hecho de la radiodifusión lo que es ahora, se puede sentir el afecto y abnegación que esta tarea demanda.
El filósofo y comunicólogo Marshall McLuhan indicaba con gran verdad que “la radio conmueve a la gente de una forma muy íntima, de tú a tú, y ofrece todo un mundo de comunicación silenciosa entre el locutor y el oyente”. A todos ellos y a los que por espacio escapan a estas líneas, mis más sinceras felicitaciones: que el esfuerzo honesto construya un mejor medio. ¡Feliz día del locutor, queridos colegas!
