Gonzalo Arrondo
Investigador en el grupo Mente-Cerebro, del Instituto Cultura y Sociedad, Universidad de Navarra
Los cambios en la dopamina se han relacionado con modificaciones en la percepción del riesgo y la devaluación asociada al tiempo. Hay trabajos en la literatura científica, tanto en pacientes neurológicos como en controles sanos, que indican que aumentos dopaminérgicos tienden a asociarse con que las personas arriesguen más.
Simultáneamente, estas personas valoran más las recompensas en el corto que en el largo plazo (un ejemplo de muchos fue llevado a cabo por nuestro grupo de investigación). Muchas de las decisiones de FTX y Alameda Research tienen que ver con inversiones en corto vs. largo plazo, por lo que cambios pequeños en esta percepción podrían haber tenido efectos económicos profundos. De manera similar, un aumento de los niveles de dopamina también se asocia a compras compulsivas y adicción al juego. No es difícil caracterizar lo ocurrido en FTX como un caso de compulsividad en las transacciones y juego patológico.
En el caso de los estimulantes, estudios recientes indican que su efecto en personas sanas se relaciona más con una sensación de aumento de productividad y mayor velocidad, pero también con un aumento del número de errores y una reducción de la eficiencia. En una empresa de inversión es necesario un equilibrio entre la cantidad de operaciones realizadas y su fiabilidad, ya que errores pequeños pueden tener consecuencias catastróficas. De manera similar, aunque su consumo lleva a la sensación subjetiva de energía sin necesidad de descanso, esto no implica que el cuerpo lo viva de la misma manera. Usar los potenciadores cognitivos para aumentar el rendimiento puede llevar a falta de sueño y cansancio crónico que alteren en el medio plazo la capacidad de decisión.
Además, la combinación de IMAO y estimulantes está especialmente desaconsejada. Es difícil predecir cuál sería su efecto sobre estas variables conductuales, pero es posible que sea multiplicativo en muchos casos. Parece comprobado que SBF tomaba diversos psicofármacos con el objetivo de su mejora cognitiva, sin que haya indicios de que hubiese motivos médicos para ello. En cualquier caso, es difícil saber hasta qué punto el hecho de que SBF tomase (y recomendase tomar en su empresa) psicofármacos influyó directamente en la debacle económica reciente. No queda claro qué medicamentos estaba tomando exactamente, ni su dosificación, y estos fármacos pueden tener efectos variables en diferentes personas.