Klaus Schmidt-Hebbel
Profesor Investigador, Centro de Investigación Sociedad y Empresa, Facultad de Economía y Negocios
Cada vez más el mundo está adoptando sistemas previsionales de capitalización individual. Desde 17 países con sistemas privados de pensiones en 1999 se ha pasado a 46 países en 2021. Los activos manejados por los sistemas privados han aumentado desde US $12 billones en 1999 a US $38.5 billones en 2021 (40 por ciento del PIB mundial). Para lograr mejores pensiones, se deben aumentar las contribuciones a los programas privados de capitalización individual, tal como lo ha hecho AMLO, el presidente izquierdista de México.
En Chile, el gobierno de Boric ha propuesto al Congreso una reforma radical, que va en sentido contrario. La propuesta pretende terminar con las AFP; implementar un sistema estatal de reparto (inicialmente desfinanciado) para las siguientes décadas e implementar un sistema estatal de “capitalización colectiva” para el muy largo plazo. La propuesta aumentaría la tasa de cotización previsional en 6 por ciento del sueldo y destinaría estas cotizaciones a una nueva agencia pública monopólica (APA), que tomaría todas las funciones que hoy cumplen las AFP.
La eliminación de las AFP contradice la evidencia de que esta industria es razonablemente eficiente.
La inversión del 10 por ciento, realizada por las AFP, sería manejada por nuevos administradores privados (los IPP) o un nuevo y gigantesco inversionista estatal (IPPA). La parte del nuevo 6 por ciento que se destinaría a “capitalización colectiva con cuentas nocionales” (sin propiedad individual) también iría al monopólico IPPA. Los flujos futuros de 10.5 por ciento serían manejados por el mismo IPPA, por defecto, o por los IPP, solo por opción explícita.
La eliminación de las AFP contradice la evidencia de que esta industria es razonablemente eficiente y aprovecha las economías de escala y de ámbito en el ejercicio de sus funciones. Destruir una industria privada que funciona y reemplazarla por una nueva industria predominantemente estatal y monopolista es muy ineficiente, porque implica gestión estatal con duplicación de costos, con contratación de miles de nuevos funcionarios públicos. Las AFP, en cambio, no cobrarían un peso adicional si administraran el 6 por ciento adicional.
Continuará…