Gonzalo Arrondo
Investigador en el grupo Mente-Cerebro, del Instituto Cultura y Sociedad, Universidad de Navarra
El mundo de las criptomonedas ha sido sacudido este mes por el derrumbe económico de la plataforma de intercambio FTX y su compañía hermana de inversión en cripto, Alameda Research.
En el plazo de una semana, FTX ha pasado de ser la tercera empresa más grande de este sector, en cuanto a número de usuarios y volumen de intercambio, a declararse en bancarrota.
De la misma manera, su fundador y principal accionista, Samuel Bankman-Fried (también conocido por sus iniciales SBF), perdió un patrimonio neto estimado de más de 10 mil millones de dólares y se
declaró insolvente.
La caída de FTX se ha atribuido a prácticas económicas negligentes, a un estilo de dirección pobre y desordenado, a un exceso de gasto en propaganda e inmuebles y al exceso de peso que tenía SBF dentro de la empresa, así como a sus peculiares características personales. Por ejemplo, SBF vivía en un piso de lujo con 10 amigos y había mantenido reuniones de trabajo mientras jugaba a videojuegos en línea.
El uso ilícito de psicofármacos que no son inocuos es muy defendido por corrientes transhumanistas.
Hay un aspecto que, sin embargo, ha sido poco comentado. Se trata de la posible relación entre la caída de FTX y el consumo de nootrópicos; es decir, de medicamentos dirigidos a mejorar las funciones cognitivas por parte de SBF y, en general, en la empresa.
El uso ilícito de psicofármacos que no son inocuos es muy defendido por corrientes transhumanistas. Pero también se sabe que está extendido, por ejemplo, entre estudiantes que buscan mejorar sin esfuerzo su rendimiento escolar.
El uso dentro de las empresas ha sido menos estudiado. Este aspecto del caso de FTX ha sido tratado con especial profundidad por el psiquiatra estadounidense Scott Alexander. En concreto, hay indicios de que SBF consumía tantos fármacos inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO) como estimulantes. Para colmo, también recomendaba el uso de potenciadores cognitivos por parte los empleados en el entorno laboral.
¿Cuáles son los efectos de estos medicamentos? Los IMAO buscan evitar que una enzima degrade la dopamina, la serotonina y la noradrenalina sobrante en el sistema nervioso. Como consecuencia, permiten que haya más dopamina (el neurotransmisor de la motivación) disponible.