Dr. Jorge Antonio Ortega G.
Durante la semana se han dado dos situaciones que suman presión a la confrontación política, económica, social y militar que se vive actualmente entre Ucrania y Rusia. Las presiones van dirigidas a limitar los espacios de maniobra en los ámbitos antes mencionados de Rusia, a manera de detener esta guerra que afecta mundialmente a todos.
La primera de ellas consiste en el apoyo de los Estados Unidos con paquete de ayuda a Ucrania por US $4 500 millones destinados a “reforzar la estabilidad económica y apoyar los servicios gubernamentales básicos”, debido a la devastación provocada por la invasión de las tropas rusas al territorio ucraniano; el anuncio fue explicado por la secretaria del Tesoro de los EE. UU., Janet Yellen.
El paquete, según la secretaria del Tesoro, está destinado para “defenderse de la guerra ilegal” provocada por Rusia. Asimismo, indicó que los nuevos fondos estarán llegando a Ucrania durante las próximas semanas y están dirigidos en un porcentaje a los servicios básicos gubernamentales, específicamente para sueldos de médicos, profesores, gastos hospitalarios y asistencia social para los más vulnerables.
Otro porcentaje del nuevo paquete de ayuda económica norteamericana va dirigido a la asistencia militar, en especial a la resistencia ucraniana. Con el anterior apoyo de US $13 000 millones, Washington ha pedido a sus socios que continúen respaldando a Ucrania, mientras que las sanciones a Moscú debilitar la maquinaria de guerra de Putin.
En ese sentido, la secretaria Yellen motivó a otros donantes a acelerar su apoyo al pueblo ucraniano y reafirmó que Estados Unidos mantendrá su solidaridad con dicha nación. Por su parte, Canadá impuso el martes recién pasado una nueva ronda de sanciones contra Bielorrusia por su complicidad en facilitar y ayudar la invasión rusa a Ucrania (medida que afecta a 16 compañías de Bielorrusia, implicadas en la producción militar, tecnología, sistema financiero y transporte ferroviario).
El Gobierno canadiense es enfático en su sanción a Bielorrusia por permitir utilizar su territorio para lanzar ataques masivos sobre el territorio ucraniano, principalmente en las regiones de Bucha, Izium y Mariupol, lo cual es una violación sin precedentes de los derechos humanos por parte de los rusos a los ucranianos. Canadá ha impuesto sanciones a miles de funcionarios rusos, bielorrusos, así como empresas y entidades de los dos países desde la invasión de Crimea en el 2014 por parte de la Federación Rusa.
La otra novedad es la declaración del Parlamento Europeo, en la cual declaró a Rusia como Estado promotor del terrorismo. Lo anterior fue justificado por los parlamentarios europeos con base en las atrocidades cometidas por la Federación Rusa con los ataques indiscriminados contra la población ucraniana. Dentro de la declaración de la Unión Europea plantea la creación de un andamiaje jurídico para clasificar a este tipo de Estados y restringir las relaciones con el bloque europeo con dichos países.
El énfasis de la declaración se fundamenta en la destrucción de la infraestructura civil y los servicios básicos como la generación de energía eléctrica, el sistema de distribución de agua potable, la destrucción de hospitales y otras, como la violación de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario (crímenes de guerra). La declaración conjunta permitirá activar medidas restrictivas importantes en las relaciones con esos países en todos los ámbitos del quehacer humano. La votación en ese sentido se benefició con 494 votos a favor, 58 en contra y 44 abstenciones.
La declaratoria también sugiere prohibir los centros rusos de ciencia y cultura, así como la diáspora rusa que opera bajo los auspicios de misiones diplomáticas de Rusia y promueven la propaganda estatal rusa en todo el mundo y para finalizar la declaración… “No habrá nada que negociar antes de que Rusia retire sus tropas”.