António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas
Espero que la COP27 logre un Pacto de Solidaridad Climática histórico en que los países desarrollados y las economías emergentes se unan en torno a una estrategia común y aúnen sus capacidades y recursos por el bien de la humanidad. Los países más ricos deben proporcionar apoyo financiero y técnico a las economías emergentes más importantes para que abandonen los combustibles fósiles. Es la única esperanza que nos queda para cumplir los objetivos climáticos.
Insto también a los líderes del COP27 a que acuerden una hoja de ruta y un marco institucional para indemnizar a los países del Sur Global por las pérdidas y los daños asociados al clima, que ya están causando un enorme sufrimiento.
La cumbre del G20 de Bali nos dará la oportunidad de ayudar a los países en desarrollo a superar la difícil situación en la que se encuentran.
He instado a las economías del G20 a que adopten un conjunto de medidas de estímulo que aporte inversiones y liquidez a los Gobiernos del Sur Global y aborde las cuestiones del alivio y la reestructuración de la deuda. Al mismo tiempo que fomentamos que se actúe para adoptar estas medidas a mediano plazo, estamos trabajando sin descanso con todos los interesados para aliviar la crisis alimentaria mundial.
Los 8 mil millones de habitantes del mundo podrían representar enormes oportunidades para algunos de los países más pobres.
La Iniciativa sobre la Exportación de Cereales por el Mar Negro forma parte esencial de estos esfuerzos y ha ayudado a estabilizar los mercados y reducir los precios de los alimentos. Hasta el mínimo porcentaje puede aliviar el hambre y salvar vidas.
También estamos trabajando para garantizar que los fertilizantes rusos puedan circular hacia los mercados mundiales, que la guerra ya ha trastocado gravemente. Los precios de los fertilizantes son hasta tres veces más altos que antes de la pandemia. El arroz, el producto básico más consumido del mundo, será el cultivo más afectado.
Eliminar los demás obstáculos a las exportaciones de los fertilizantes rusos es una medida clave para lograr la seguridad alimentaria mundial. Sin embargo, entre todas estas graves dificultades, hay también buenas noticias. Los 8 mil millones de habitantes del mundo podrían representar enormes oportunidades para algunos de los países más pobres, donde el crecimiento demográfico es el más alto.
Con unas inversiones relativamente pequeñas en atención de salud, educación, igualdad de género y desarrollo económico sostenible podría crearse un círculo virtuoso de desarrollo y crecimiento capaz de transformar las economías y las vidas. En unas pocas décadas, los países que ahora son más pobres podrían pasar a impulsar un crecimiento y prosperidad sostenibles y ecológicos en regiones enteras.
Nunca he dudado del ingenio humano, y tengo una enorme fe en la solidaridad humana. En estos tiempos difíciles conviene recordar las palabras de uno de los más sabios observadores de la humanidad, Mahatma Gandhi: “El mundo tiene suficiente para colmar las necesidades de todos, pero no la codicia de todos”.
Las grandes reuniones mundiales de este mes deben brindar la oportunidad de empezar a reducir brechas y restablecer la confianza, sobre la base de la igualdad de derechos y libertades de todos y cada uno de los 8 mil millones de miembros de la familia que constituye la humanidad.