Eugenia de León
La alta calidad del café guatemalteco es indiscutible. Existen muchas propuestas comunitarias de pequeños caficultores que consolidan este estándar de calidad internacional. En esta ocasión, vamos a conocer el proyecto comunitario en San Lucas Tolimán: el caféJuan Ana, que pertenece a la Ruta Ecológica del Café en Atitlán.
Esta ruta aglomera el voluntariado de caficultores, líderes comunitarios y autoridades nacionales para lograr que la iniciativa genere nuevos empleos, aumente los ingresos de los pequeños comerciantes, acreciente el turismo por medio de tours del café, convertido en turismo de experiencias.
En 1963, Greg Schaffer, un sacerdote estadounidense, quiso brindar soluciones integrales a la pobreza, fundando así la MisiónFriends of San Lucas. La Misión ha apoyado siete programas sobre comercio justo, educación y salud.
Comercio directo, impacto directo, una experiencia de comercio comunitario.
El café Juan Ana, fundado en 1992, es el esfuerzo por promover el comercio local, brindando un modelo directo de negocio con la finalidad de que su producto sea adquirido por familias de Estados Unidos. Esto permite tasas superiores a las del mercado, mejorando enormemente el nivel de vida de las familias del municipio. Su lema de negocios es “Comercio directo, impacto directo”.
Es un hermoso proyecto comunitario que involucra el sentir de los pobladores, con el cariño que ofrece lo local por medio de un café 100 por ciento arábico que, con sus distintas propuestas, ha posicionado a San Lucas Tolimán como uno de los mejores exponentes de nuestro café en el continente.
El director del programa, un apasionado por el café desde sus padre y abuelos, nos brinda un interesante recorrido desde los campos y sembradillos, la colecta, clasificación, empaque, hasta culminar en la molienda, servido en nuestra taza humeante con el aroma tan característico. Conocimos también la pequeña cafetería en donde un barista experimentado nos explica detalles de la preparación para poder degustar la exquisita bebida.
Guatemala cuenta con 300 microclimas, riqueza mineral de los suelos, cercanía de ambos océanos, y la altura adecuada, por lo que goza de unas características inmejorables para su cultivo y comercialización. Al elegir alternativas comunitarias, se apoya la salud, educación y sustento de los productores guatemaltecos y sus familias.