“Cuando me quemé fue muy doloroso; estuve tres meses en el hospital. Hay que evitarlo, no hay que jugar con fuegos artificiales y tampoco tocar cables eléctricos”, expresó Rubén Durán, de 8 años, quien sufrió quemaduras.
Laura Maldonado, comentó que su hijo sufrió lesiones de segundo y tercer grados. Dijo que el suceso pasó durante la pandemia, cuando el pequeño tenía
5 años.
“Realizaron una fogata dentro de casa, pero se apagó; al intentar avivarla, explotó y una gran flama alcanzó al niño”, relató la progenitora.
Añadió: “Mi esposo lo rodó por la grama, pero se quemó las manos. Le rocié agua, intentamos apagar el fuego e inmediatamente llamamos a los bomberos, quienes lo trasladaron a un hospital privado, donde nos indicaron que la doctora Lourdes Santizo era experta en quemaduras de niños. Por esta razón, lo trasladamos al Hospital Roosevelt”.
Duráan estuvo en cuidados intermedios dos meses. Luego le dieron seguimiento en la Clínica de Quemaduras, para que continuara su recuperación. Estuvo dos meses y tres semanas hospitalizado. Ahora, el tratamiento se lleva a cabo en la Clínica del Niño Sano del Hospital Roosevelt. También recibe apoyo de parte de la Fundación de Niños Quemados en Guatemala.
Con voz entrecortada, Maldonado resaltó que fue muy doloroso ver a su hijo con quemaduras, y añadió que es importante prevenir estos accidentes en casa. Señaló que se debe tener cuidado con las velas encendidas, líquidos calientes y evitar dejar tóxicos inflamables cerca de ello.
“Las investigaciones realizadas en la casa detectaron dos reposaderas que emitían gas metano. En un segundo se puede cambiar la vida y no queremos que otros infantes sufran quemaduras”, finalizó Maldonado.
• Con información del Ministerio de Salud