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Con el reto de lograr su quinto anillo en los últimos nueve años, los Golden State Warriors, actuales campeones de la NBA, parten como el rival a batir en una Conferencia Oeste repleta de peligros y amenazas en cada esquina.
Los irreverentes Memphis Grizzlies, los temibles (y ya sanos) Los Angeles Clippers, los heridos Phoenix Suns de Chris Paul y Devin Booker, los pujantes Dallas Mavericks de Luka Doncic y los altísimos Minnesota Timberwolves son algunos de los candidatos destacados de un Oeste que tiene como gran incógnita a Los Ángeles Lakers de LeBron James.
La dinastía de la bahía
Luego de tumbar a los Boston Celtics en las Finales de la NBA (4-2), los siempre hambrientos y voraces Warriors de Stephen Curry y Klay Thompson buscarán un nuevo anillo después de un verano en el que han mantenido el bloque pese a que han salido piezas clave del año pasado.
Por ejemplo, Gary Payton II y Otto Porter Jr. han dejado Golden State, pero Steve Kerr conserva en su exuberante equipo a Jordan Poole, Andrew Wiggins, Kevon Looney y Jonathan Kuminga; ha recuperado para la causa a James Wiseman y ha fichado a algunos nombres interesantes como Donte DiVincenzo.
Pero el gran protagonista de las últimas semanas ha sido Draymond Green, que tiene todos los focos sobre él después del puñetazo a Poole, en un entrenamiento que acabó sin sanción, pero que agitó las aguas casi siempre calmadas y felices de la Bahía de San Francisco.