Selvin Carpio
José María Reina Barrios, fruto de su educación y de su refinamiento por las artes, fue un presidente muy culto. Embelleció la ciudad de Guatemala dotándola de monumentos y de obras de arte, de edificios gubernamentales de estilo neoclásico y de detalles de la renovación artística del incipiente Art Nouveau, ordenó la construcción de la avenida Treinta de Junio, inspirada en los Champs Elysées, conocida ahora como Avenida La Reforma.
Hace un año, en las protestas de octubre por el descubrimiento de América, un grupo de manifestantes, ante la imposibilidad de dañar el monumento a Cristóbal Colón ubicado en la Avenida La Reforma, arremetieron contra el monumento más próximo y que nada tenía que ver con la protesta: el monumento a José María Reina Barrios. La estatua ecuestre del expresidente fue decapitada, por lo que fue objeto de denuncia inmediata por parte del Ministerio de Cultura y Deportes y de un ulterior proceso penal por daño al patrimonio cultural de la nación. La conmemoración del descubrimiento de América, si es el caso protestar, debe hacerse de forma pacífica y adecuada y en ningún momento atentar contra el patrimonio cultural que nos pertenece a todos los guatemaltecos. No podemos juzgar el pasado con ojos del presente si no se analiza su contexto, ya que existe una distancia de cinco siglos de historia, quinientos años de evolución de la raza humana.
No podemos juzgar el pasado con ojos del presente si no se analiza su contexto.
No es una justificación de la conquista española y la posterior colonización, la Historia nos dice que en el ahora llamado continente americano existían civilizaciones que aún con algunos retardos en sus sistemas sociales, llegaron a formar grandes imperios gracias a sus conocimientos y a su poderío militar, y que del otro lado del mar estaban los futuros conquistadores que se alistaron y se embarcaron al llamado nuevo mundo, dejando atrás las tierras de Andalucía, Extremadura, Galicia y otras regiones de España en las que campeaba el hambre, la miseria y la desesperación, para aventurarse en el sueño que se les vendió de hacerse ricos y tener propiedades, aún a costa de las barbaridades, que las hubo por montones, cometidas en contra de los habitantes nativos del continente.
No podemos comparar esa mentalidad que tenían, con la mentalidad civilizada quinientos años después y solo juzgarla, hubo un choque de culturas, por supuesto, pero es preferible verlo con ojos de evolución y rescatar lo bueno que nos dejó, como la fusión de culturas y el mestizaje del que ahora formamos parte.