Sala de prensa
“En los veranos conseguía distintos trabajos haciendo largometrajes como asistente de producción y productor”, explica.
Al titularse de ingeniero, comenzó a postular a fondos para realizar sus proyectos y seguir con su carrera de cineasta. Con eso logró hacer sus películas.
Andrés Wissbluth ha participado y realizado distintas piezas audiovisuales; entre ellas se encuentran los cortos Amén y Suburbios; los documentales El príncipe Carlos y 18 en el parque; y los reconocidos largometrajes como Los debutantes, 199 recetas para ser
feliz y Un caballo llamado Elefante.
“Después de mi separación me reencontré con una polola que tuve en mi infancia. Ella era una de las personas que decía que yo tenía talento artístico. Me regaló óleos y pintura y me volví a conectar con este mundo del arte”, relata sobre la vuelta al mundo de las pinturas.
Al titularse de ingeniero, comenzó a postular a fondos para realizar sus proyectos y seguir con su carrera de cineasta.
¿Cómo fue ese momento de volver a pintar? Cuando me senté y empecé a hacerlo, fue un cambio tremendo, era como si supiera pintar, había mejorado muchísimo. Seguía sin tener esa técnica que me faltaba, pero tenía ojo y, ahora también, tenía seguridad artística que no había podido desarrollar antes de hacer las películas.
¿Fue ahí donde hiciste tu primera exposición? Sí, la hice con los cuadros que había pintado en ese periodo. Me fue bien y empecé a vender. Ahí fue cuando le interesó a una curadora internacional de pintura.
Después de eso participé tres veces en una exposición internacional en el Gran Palé en París, hice otras exposiciones en Santiago y en 12 años que llevo pintando, he hecho varias exposiciones y me ha ido bien con eso.
He encontrado la forma de ser cineasta y pintor al mismo tiempo. Has podido vivir tus expresiones artísticas a través del cine y la pintura entonces… Sí, es que el arte es una necesidad expresiva que se puede canalizar de distintas formas y uno va encontrando materialidades y posibilidades.
No creo mucho en la separación de las artes, creo que los límites entre las expresiones artísticas se están difuminando cada vez más. Yo tengo la suerte de que por el cine llegué a la pintura, pero podía haber sido al revés.
Recientemente, Andrés Waissbluth expuso sus pinturas en el centro Gabriela Mistral (Gam). “Fue una bonita oportunidad, estoy supercontento porque la pandemia fue bien fuerte, donde hubo nuevamente un cambio en el lenguaje y tuve que encontrar mi lenguaje también. Esto de estar encerrado me hizo cambiar de formato y empecé a pintar más chico, pero pinté un montón.
En dos años de encierro, pinté unos 100 cuadros. Ahí fui encontrando temáticas y me enfoqué en lo viral”, concluye.