Marielos Carranza Mejía
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A nivel mundial los trastornos mentales son una causa importante de sufrimiento poco visibilizada, pero que interfiere en la salud y en la educación de niños, adolescentes y jóvenes, así como en su capacidad de alcanzar su pleno potencial, según UNICEF.
De acuerdo con datos del Ministerio de Salud, en el 2021 se incrementaron en un 8 por ciento los trastornos de ansiedad identificados en la población guatemalteca y hubo aproximadamente 59 mil personas con un desorden mental diagnosticado, una situación que debe llamar la atención.
Según la información, los trastornos de salud mental en los jóvenes resultan amplios e inabordables en su totalidad, pues existen problemas como los trastornos alimenticios, violencia escolar, suicidio, aislamiento social, depresión y conductas delictivas, entre otros.
El 10 de octubre se conmemora el Día de la Salud Mental, para destacar la importancia del bie-nestar integral.
En Guatemala la ansiedad es el trastorno más común entre las juventudes, seguido por el estrés agudo, el trastorno de adaptación, la depresión y el abuso del alcohol. Entre los departamentos con más casos se encuentran Santa Rosa, Guatemala, Jutiapa, Huehuetenango y Petén.
Asimismo, según las estadísticas de la cartera de Salud, el 59 por ciento de los suicidios en el 2021 correspondieron a personas entre 11 y 30 años; aunque cabe destacar que hay un subregistro en torno a esta problemática, pues existe un estigma en el tema de la salud emocional y mental.
UNICEF destacó la necesidad de aumentar la inversión en la salud mental de adolescentes y jóvenes, así como ampliar el acceso a servicios de salud mental y emocional, a través de intervenciones de psicología y psiquiatría a nivel municipal y comunitario con pertinencia cultural.
Por su parte, la OMS y la OIT, hicieron un llamado de atención en la salud mental en el entorno laboral, pues se estima que cada año se pierden 12 mil millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad que sufren las personas, lo que cuesta a la economía mundial casi un billón de dólares.
La Política Nacional de la Juventud contempla acciones que responden a las demandas de la juventud y de fortalecer su salud, a través de servicios integrales y diferenciados, adecuados a sus características y particularidades culturales, etarias, éticas y lingüísticas.