Ángel Morales
Director Ejecutivo UDD Ventures
Día a día, son más las startups que están naciendo en todo el mundo para cubrir una necesidad existente en el mercado.
Algunas pueden tener un éxito meteórico y transformarse en unicornios. Otras pueden subsistir en el largo plazo con un crecimiento más lento. Sin embargo, la gran mayoría de ellas, una de cada tres según estudios globales, puede fracasar y dejar de existir a los pocos años. La razón es que una startups es per sé una empresa de alto riesgo. No podemos saber en sus fases iniciales si le irá bien o no.
Muchas veces las ideas son innovadoras, disruptivas y únicas, pero se necesita mucho más que eso para que estas se concreten y generen valor en el tiempo. Lo primero y fundamental es el financiamiento para que el negocio pueda desarrollarse, y aquí el acceso a la inversión ángel en una primera etapa, y al venture capital en una etapa posterior. Lo que hace el venture capital es entregar recursos económicos a nuevas empresas que no tienen un historial que muestre certezas sobre su rendimiento futuro.
La razón es que una startups es per sé una empresa de alto riesgo.
El negocio de los venture capital es a largo plazo, ya que esperan obtener rentabilidad a partir del desempeño de estas startups en 5 o 10 años más, sabiendo siempre que no todas las empresas que componen su portafolio lograrán el objetivo.
Además, y tal como ocurre en las inversiones personales, es importante diversificar los fondos y no enfocarse en un único posible “ganador”. Así se fomenta también la diversidad y la entrada de más actores en la industria. Esta estrategia es la que ha convertido a la aceleradora de negocios “Y Combinator” en una de las más reconocidas en el ámbito mundial: ellos no predicen cuál fundador de startup va a destacar por sobre el resto, sino que cuentan con un portafolio amplio de empresas, le otorgan financiamiento cada una de ellas durante un periodo específico y luego evalúan cuáles merecen seguir en el fondo.
Hoy, como región, tenemos una enorme oportunidad para fortalecer esta industria. Si en 2000, Estados Unidos lideraba la inversión global de Venture Capital con un 80 por ciento, hacia 2019 se inclinó la balanza y bajó a un 53 por ciento.