Dr. Jorge Antonio Ortega Gaytán.
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Luego de la contraofensiva exitosa del Ejército de Ucrania, se han dado varias novedades en las diferentes áreas de combate de suma importancia para el desenlace de la guerra. La primera de ellas es el cambio de rumbo de las operaciones militares. Los ucranianos les arrebataron la iniciativa a las tropas invasoras, lo cual genera activar nuevos planes de los políticos y militares rusos en el interior de su nación y sus relaciones con el resto del mundo.
El cambio de dinámica en la guerra le da legitimidad al esfuerzo de la comunidad internacional de mantener el apoyo al Estado ucraniano en la defensa de su integridad, soberanía e independencia de la política de expansión de la Federación Rusa.
El mantenimiento de la contraofensiva requiere de recursos económicos para mantener la logística bélica, la estrategia mediática y una política diplomática que capitalice el esfuerzo militar.
¡Tenemos que parar esto antes de que sea demasiado tarde!
La segunda novedad recae en el intercambio de prisioneros de guerra, un acto que permite establecer negociaciones y acercar a los oponentes en un acto humanitario de beneficio de las tropas en cautiverio de ambos bandos. Es una actividad significativa que en un momento dado puede ser un precedente para mejorar y acelerar próximos intercambios y desacelerar la escalada del conflicto armado, hasta llegar al alto el fuego.
Exigencia de muchos mandatarios en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas realizada en su sede en Nueva York la semana recién pasada.
El Kremlin lanzó una serie de ataques con misiles luego de la operación de decepción ejecutada a la perfección por los soldados ucranianos; uno de ellos impactó a escasos trescientos metros de la central nuclear de la región sureña de Mykolaiv, poniendo en peligro la zona y desatar un invierno nuclear en un amplio perímetro.
El problema del costo elevado de la energía eléctrica para Europa será irrelevante ante las consecuencias de una crisis de esta naturaleza. La explosión produjo un breve corte de electricidad en la planta nuclear al igual que en una unidad de la central hidroeléctrica Oleeksandrivska, que se apagó.
El presidente Volodímir Zelensky señaló en su cuenta de Telegram: “Rusia pone en peligro a todo el mundo. ¡Tenemos que parar esto antes de que sea demasiado tarde!” Mientras sus tropas han cruzado el estratégico río Oskil y se aproximan a la provincia de Lugansk, que el Kremlin daba por tomada desde julio.
La planificación ofensiva va en dirección de recuperar los territorios ocupados por las fuerzas oponentes. Los reveses que sufren las tropas rusas han obligado a su retiro de una gran parte del noreste del país tras la contraofensiva en la región de Járkov, las tropas ucranianas también han recuperado territorio en el sur, pero más lento.
De hecho, desde hace algunos días, los avances ucranianos parecen perder fuerza debido a la preparación del terreno por parte de los rusos en la cuenca del Donbás (este) y las regiones de Jersón y Zaporizhzhia (sur) tras haber anexado en 2014 la península de Crimea.
Independiente de lo anterior, las tropas de Kiev han desocupado más de 8500 kilómetros cuadrados y 388 localidades en la provincia de Járkov, en el este del país, quedando pendiente Yalta, que es de un valor estratégico inmensurable en dicha región.
Una incógnita que hay que resolver para los mandos militares ucranianos luego de su avance relámpago y exitoso, deben decidir si se atrincheran o siguen adelante, una decisión compleja que puede definir el rumbo de la confrontación y acercarnos o alejarnos de las negociaciones, máximo con las amenazas cada vez más tangibles de iniciar un evento fortuito nuclear.
La incertidumbre de la humanidad ante los escenarios probables no deseables y la devastación derivada de la guerra necesita una respuesta contundente de todas naciones, en un esfuerzo por la paz. ¡No hay otra alternativa!