Edward Brook
Director ejecutivo del Oxford Character Project
La gestión del covid ha agravado el nivel de desconfianza, pero incluso antes de la pandemia la naturaleza del liderazgo (y de la educación para el liderazgo) estaba en entredicho.
En el libro Value(s): Building a Better World for All, Mark Carney, antiguo gobernador del Banco de Inglaterra, afirma que los retos a los que nos enfrentamos en el siglo XXI (trata sobre la crisis del covid, pero se centra especialmente en la necesidad de avanzar en sistemas económicos equitativos y dejar de dañar el medioambiente) exigen una reflexión actualizada sobre cuáles son nuestros valores y su contenido.
Carney se opone al auge de una sociedad de mercado que ha priorizado la perspectiva económica subjetiva por encima de los principios fundamentales. Y subraya la necesidad de un liderazgo basado en valores para reconstruir la confianza y facilitar la acción colectiva.
El argumento de Carney coincide con los que, desde Platón, Aristóteles y Confucio, han sostenido que el carácter es fundamental para un buen líder.
Concretamente, se detiene en siete valores que constituyen la base de una sociedad equitativa: solidaridad, equidad, responsabilidad, resiliencia, sostenibilidad, dinamismo y humildad. En el eje principal de ese renovado liderazgo se encuentra el desarrollo del carácter: el cultivo y el ejercicio de las virtudes como músculos que permiten llevar a la práctica los valores.
El argumento de Carney coincide con los que, desde Platón, Aristóteles y Confucio, han sostenido que el carácter es fundamental para un buen líder. Los respaldan también los estudios teóricos y empíricos contemporáneos centrados en las relaciones entre liderazgo y carácter.
Las universidades desempeñan una particular y decisiva tarea a la hora de promover el desarrollo del carácter para el liderazgo. Como asegura Derek Bok, “la universidad entra a formar parte de la vida de los estudiantes de grado durante unos años en los que tienen una capacidad inusitada para crecer en responsabilidad personal y en hábitos de autocontrol mientras viven en un entorno que les ofrece oportunidades excepcionales para descubrir, esclarecer y aplicar los valores según los cuales desean vivir”.
La Global Leadership Initiative (GLI), impulsada por la Universidad de Oxford, reúne durante siete meses a sesenta alumnos de posgrado en tres áreas profesionales (derecho y políticas públicas, negocios y emprendimiento y tecnología e innovación) como parte de un programa extracurricular.
Los participantes debaten semanalmente sobre varias lecturas seleccionadas, escuchan a oradores invitados, realizan dos seminarios de un día de duración y afrontan la resolución de casos relacionados con el liderazgo.
Continuará…