Edward Brook
Director ejecutivo del Oxford Character Project
En lo que respecta a la posibilidad de moldear el carácter más allá de la adolescencia, el OCP se ha visto notablemente influido por la teoría de Jeffrey Arnett sobre la “adultez emergente”, una fase en torno a los veinte años.
Arnett sostiene que esta etapa se ha abierto camino entre la adolescencia y la edad adulta debido a una serie de modificaciones estructurales en la sociedad moderna, que incluyen el cariz inestable del trabajo y los paradigmas de matrimonio y convivencia familiar.
El autor destaca cinco características generales de la edad adulta emergente que inciden en la maduración: la “exploración de la identidad” a través de la cual los jóvenes “aclaran su percepción de quiénes son y qué esperan de su existencia”; la situación fluctuante de relaciones, trabajo y condiciones vitales; el “egocentrismo” debido a una considerable falta de vínculos que entraña la asunción de obligaciones; “sentirse a medio camino” entre los patrones de expectativas de la adolescencia y las responsabilidades y autonomía de la edad adulta; y, por último, las grandes esperanzas para el futuro.
El autor destaca cinco características generales de la edad adulta emergente.
La construcción de un buen carácter no es fácil y requiere de un proceso para habituarse a lo largo del tiempo. Sin embargo, recientes hallazgos científicos muestran una evolución neurológica entre los veinte y los treinta años que, unida al cambio personal constante y a la aspiración positiva evidente en las características mencionadas, sugiere que esta etapa es muy propicia para el desarrollo autoguiado del carácter.
Este cultivo autodirigido del carácter está en el núcleo del enfoque del liderazgo que comparten numerosas instituciones internacionales de educación superior.
El compromiso de la Universidad de Hong Kong de “formar y promover a los jóvenes talentos y líderes del futuro haciéndoles capaces de afrontar los grandes retos de un mundo que cambia rápidamente” es solo un ejemplo de una ambición educativa de la que se hacen eco campus de todos los continentes, algo que pone de manifiesto tanto la necesidad como la dificultad de la tarea.
La complejidad de la modernidad tardía y los fracasos en la práctica y la ética del liderazgo han provocado que a escala mundial disminuya la confianza en los líderes. En 2020, el barómetro Edelman informó de que el 66 por ciento de los participantes en su encuesta de ámbito global “no confían en que nuestros líderes actuales sean capaces de afrontar con éxito los retos de nuestro país”.
Continuará…