Edward Brook
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En esta tradición, las virtudes del carácter son disposiciones personales referidas a la percepción, la cognición, la motivación y la acción, que llevan a un individuo a afrontar habitualmente las circunstancias de la vida de modo admirable.
Como se destaca en el documento A Framework for Character Education in Universities que el OCP preparó en colaboración con el Jubilee Centre for Character and Virtues, de la Universidad de Birmingham, “algunos de los rasgos fundamentales del carácter (las virtudes morales, cívicas, intelectuales y performativas) siguen siendo educables a lo largo de los años universitarios e incluso después”.
Por tanto, las universidades tienen sobradas razones para aportar proactivamente a este campo centrándose en las virtudes más propias de esta etapa, como las relacionadas con la adquisición de conocimientos de alto nivel (la humildad intelectual, la curiosidad…), la preparación para contribuir a la sociedad (el servicio, la valentía, el propósito, la honestidad), el florecimiento personal (la gratitud, la esperanza, la compasión), y la capacitación para la carrera profesional (la resiliencia, la confianza).
Las universidades tienen sobradas razones para aportar proactivamente a este campo, centrándose en las virtudes más propias de esta etapa.
En este conjunto, se comprueba que las virtudes están mediadas por la sabiduría práctica, desplegada a través de la experiencia y la reflexión, que sirve para integrarlas y moderarlas con el fin de guiar las acciones para promover el bien del mejor modo posible en una determinada circunstancia.
Dado que este marco se basa en trabajos anteriores sobre la educación del carácter en las escuelas, su aplicación a la formación superior ha suscitado dudas sobre la posibilidad y la legitimidad ética del desarrollo intencional del carácter en las universidades.
La cuestión de la licitud pone de manifiesto cierto nerviosismo ocasionado por la imposición injustificada de la mejora del carácter en la educación liberal y por la inquietud ante el adoctrinamiento de adultos autónomos.
El capítulo introductorio del libro Cultivating Virtue in the University, coeditado este año, ofrece una explicación adecuada, que se puede resumir en cuatro puntos: primero, la educación universitaria incide de manera inevitable en el carácter y es mejor hacerlo intencionalmente, con una reflexión crítica acerca de los medios y los fines; segundo, existe un legítimo interés por perfeccionar el carácter en aquellos estudios orientados a carreras profesionales en las que son esenciales ciertas virtudes (enfermería, enseñanza, derecho, negocios, etcétera); en tercer lugar, el buen carácter es esencial para lograr una vida plena y los estudiantes desean crecer como personas; en cuarto, los métodos pedagógicos de la educación del carácter en las universidades deben ser apropiados para ese contexto, y hacer hincapié en la autonomía del alumno y en un enfoque autodirigido del carácter y la sabiduría práctica.
Continuará…