Con el surgimiento de tecnologías innovadoras, originadas en la digitalización de la imagen y el envío de mensajes, han surgido nuevas profesiones, en tanto que otras de larga tradición han desaparecido, pero la función del cartero sigue vigente.
La clasificación es de suma importancia para que las cartas lleguen a tiempo y a la dirección indicada.
El portador de cartas, documentos y encomiendas realiza su trabajo de localizar al destinatario y poner en sus manos los envíos, con la misma eficiencia y espíritu de servicio de otros tiempos.
Por la importancia de esta profesión en la sociedad, el Gobierno de la República emitió en 1963 un acuerdo por el cual se declara el 29 de agosto como Día Nacional del Cartero y Empleado Postal. “El trabajo de mensajería es muy especial”, dice Luis Toc, cartero de la Dirección de Correos.
“Para realizarlo correctamente, es necesario hacerlo con dedicación, empeño y, sobre todo, con mucha concentración, porque es necesario localizar las direcciones, que en muchos lugares están registradas por lotes y secciones, y no por calles y avenidas”.
Miguel Chiroy, encargado de la logística de paquetería y sobres en la capital, quien tiene a su cargo 25 empleados, considera que “el trabajo que se realiza es muy útil y seguramente que la demanda aumentará conforme las personas se enteren de que el servicio existe”.
“A nivel nacional, la Dirección de Correos tiene en funcionamiento 42 agencias postales, que prestan el servicio de reparto en las respectivas áreas geográficas”, según explica Lizza de León Barrientos, encargada de Regionalización Postal.
En Guatemala, la actividad de envío y recepción de correos se remonta a 1602, cuando se estableció el servicio, conforme a Real Ordenanza para el desarrollo de la correspondencia marítima entre España y las Indias. El servicio telegráfico se comenzó a brindar en marzo de 1873.
La construcción del edificio de Correos se inició en 1938. Dos años después, el 10 de noviembre de 1940, se inauguró la primera fase: ala sur, en donde funcionan las oficinas administrativas y el ala norte, en la cual se establece la parte operativa.
El primer nombre que se le dio al edificio fue Palacio de las Comunicaciones. Después se le conoció como Palacio de las Telecomunicaciones. Actualmente se le conoce como Palacio de Correos.
El 9 de noviembre de 1981, por Acuerdo Ministerial 923, el edificio de Correos y Telégrafos fue declarado Monumento Nacional. El 13 de agosto de 1998, por Acuerdo Ministerial 328-98, fue incluido en el listado de inmuebles pertenecientes al Patrimonio Cultural de la Nación.