Foto: EFE
El Nápoles salió victorioso este lunes del intercambio de golpes (2-5), en forma de goles, al que se vio sometido contra un Hellas Verona, que se adelantó en el marcador pero que no pudo resistir al empeño, las embestidas y el buen futbol de los azzurri en esta primera jornada de la Serie A.
Comenzó el Nápoles dominando el juego, con un Verona agresivo que aprovechó los errores en la zona de tres cuartos para salir a la contra sin demasiado éxito gracias a los centrales Rrahmani y Kim, muy atentos y acertados en el corte.
Avisaron los visitantes, gracias a una buena cabalgada de Lozano por banda derecha que no acertó a rematar en boca de gol Oshimen, que lo que durante media hora había sido un partido tranquilo, casi sin ocasiones, se iba a transformar en un continuo ida y vuelta en forma de goles.
Sin embargo, fue el Verona el que consiguió dar el primer golpe y ponerse por delante en el marcador gracias al tanto de Lasagna, que con un testarazo sobre la línea de gol, libre de marca a la salida de un córner en un claro error defensivo en la marca de los partenopeos, inició la contienda.
Reaccionó rápidamente el Nápoles por medio de Anguissa, que a punto estuvo de igualar con un cabezazo que se topó con la madera. Los azzurri se sintieron entonces superiores y metieron una marcha más, encerrando a un Verona que no pudo frenar las tentativas de los visitantes.
De nuevo Lozano en banda derecha fue el generador del peligro, que esta vez sí acabó con recompensa. El mexicano superó a su par con un elegante amago y sacó un centro preciso al corazón del área grande, donde su compañero Kvaratskhelia, también eléctrico desde el inicio por banda izquierda, finalizó con un potente remate de cabeza en su debut como napolitano que supuso el empate en el 37.
No cesó el Nápoles, que vio cómo el Verona se empequeñecía en esos minutos finales, y obtuvo de nuevo una recompensa. Esta vez fue el habitual del año pasado, el ariete nigeriano Victor Osihmen, el que en el ocaso del primer acto, superado el añadido incluso, rescató en el segundo palo un balón peinado por su compañero Di Lorenzo y rubricó el segundo tanto para encarar el túnel de vestuarios por delante en el marcador, dejando al Verona contra las cuerdas.
Pero poco duró la alegría de la remontada a los de Spalletti. El Verona salió con una energía radicalmente distinta al final del primer tiempo y empató el partido en la primera que tuvo. Un centro lateral de Faraoni, medido, tenso, y un remate de Henry, inapelable, pusieron el 2-2 en el luminoso. Continuaba el intercambio.
Tan solo ocho minutos después, Zielinski rompió con un desmarque en profundidad, recibió el pase de Mario Rui y definió con pierna izquierda. De nuevo, los partenopeos por delante, no había tregua.
Fue entonces cuando el Nápoles decidió domar el encuentro mediante posesión y circulación rápida con mucho acierto, pues consiguieron mover las líneas del Verona para crear espacios, esos que aprovechó Lobotka para, con una gran conducción, sellar el 2-4.
Ya con el partido sentenciado, Politano, al nada más pisar el césped, cerró definitivamente el encuentro con una jugada colectiva junto a Lobotka y Osihmen, que con una sutil dejada con la parte exterior de su bota derecha puso a Politano en perfectas condiciones para decidir.
El Nápoles fue un rodillo en la segunda parte y suscita muy buenas sensaciones con este primer partido en el que demostró no solo su capacidad de resiliencia, sino su personalidad con un gran futbol de pases.