Ashton Lattimore
Servicio de reportajes especiales de género de la agencia internacional de noticias Inter Press Service (IPS)
https://ipsnoticias.net/
Testigo de ello es la oleada de violencia antigay y antitrans a raíz de la ley “No digas gay” de Florida, y los profesores, principalmente negros y morenos, que se han enfrentado al acoso, la violencia e incluso a amenazas de muerte tras la supresión de los debates sobre la injusticia racial en la sociedad estadounidense.
Ahora, con una ley dirigida específicamente a la expresión relacionada con el aborto, los riesgos son especialmente graves, ya que muchas de las periodistas que lideran la información sobre derechos reproductivos y justicia son mujeres de color, que ya se enfrentan a un acoso desproporcionado.
Si bien ningún estado de Estados Unidos ha adoptado todavía la legislación modelo del NRLC, hay muchas razones para preocuparse, ya que tanto esta legislación como la antiabortista se “viralizan” con una frecuencia alarmante en los últimos años.
Eso significa seguir leyendo, compartiendo, ofreciendo apoyo financiero a tus medios favoritos cuando sea posible.
Y la Primera Enmienda podría no ofrecer mucho refugio. La legislación prohíbe “fomentar el acceso al aborto”, lo que podría significar prácticamente cualquier cosa, y eso no es ingenuo. Con leyes como esta, tanto la crueldad como la vaguedad son el objetivo.
A medida que leyes como el modelo del NRLC amenazan con proliferar, es más urgente que nunca apoyar al periodismo que no trata el aborto como un tema abstracto de “guerra cultural”, sino que se compromete seriamente con el impacto humano del acceso restringido.
Eso significa seguir leyendo, compartiendo, ofreciendo apoyo financiero a tus medios favoritos cuando sea posible, y también apoyando a las organizaciones que brindan asistencia legal a las salas de redacción.
Mientras tanto, los que trabajamos en los medios, incluso si no podemos buscar protección en el sistema legal, debemos seguir informando de los hechos sobre el aborto, arrojando luz no solo sobre los fanáticos antiabortistas, sino sobre el trabajo que se está haciendo para defender el acceso al aborto en todo el país.
Por mucho que la legislación como la del NRLC se esfuerce por crear unos medios de comunicación que se acobarden en el silencio o que solo produzcan informes desdentados de “ambas partes” sobre los derechos reproductivos y la justicia, depende de todos nosotros hacer sonar la alarma, resistir y seguir animando a los lectores a mantenerse informados y actuar.