Javier de Navascués
Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras
Willa Cather (1873-1947) es una de las grandes narradoras norteamericanas de comienzos del siglo XX. Gran parte de su obra se dedica a rememorar la construcción del Midwest a través de las vidas de la gente común que vino desde Europa para colonizar aquellas tierras.
Pioneros (1913), una de sus primeras y mejores novelas, cuenta la historia de una familia de inmigrantes suecos en la Nebraska rural a comienzos del siglo XX. La obra tiene cinco partes bien diferenciadas que marcan el proceso de superación personal de la protagonista, Alexandra Bergson, y su conversión en líder de su comunidad.
En la primera, La tierra salvaje, la muerte de John, el padre de la protagonista, deja a su familia en una situación muy complicada. El clima es durísimo y la tierra infértil. La granja no da resultados y falta el mínimo sustento para Alexandra, su madre y sus tres hermanos varones. Pero donde fracasa el hombre, triunfa la mujer. Alexandra decide tomar las riendas de su casa y asume el papel del padre.
Alexandra decide tomar las riendas de su casa y asume el
papel del padre.
A partir de entonces, su resistencia a las dificultades, su capacidad de trabajo y su progresivo conocimiento de la naturaleza le permiten sobreponerse a los problemas a lo largo de los años.
Sin embargo, su determinación no es ciega. Por el contrario, escucha a todos y decide por encima de las ideas preconcebidas. Por eso no duda en pedir consejo a Ivar, un anciano con fama de loco debido a sus puntos de vista poco ortodoxos sobre las cosas. En ese momento el problema concreto de Alexandra puede resultarnos trivial: quiere saber qué puede hacer para que no se le mueran los cerdos, como sucede en las granjas vecinas.
Ivar le advierte que debe procurar higiene a los animales mediante unos consejos muy sencillos. Alexandra los sigue y comprueba el resultado positivo. A partir de aquí, frente a la opinión dominante y la actitud de sus hermanos, la suya va a seguir siempre un patrón: estudiar la situación, utilizar los recursos disponibles y seguir adelante. Algo propio de un buen líder. “Un pionero debía tener imaginación, debía disfrutar con la idea de las cosas, más que con las cosas mismas”, dice el relato.
Tres años de sequía desaniman a muchos en la región. Su amigo Carl ya ha decidido mudarse con su familia a la ciudad. También sus hermanos son de la misma opinión. Pero Alexandra elige no rendirse y aplicar la imaginación a largo plazo. Una vez más, observa a su alrededor y toma buena nota de que los ricos de la zona están comprando tierras.
Continuará…