Ana Lucia Chaperón
¿Sabías que en la adolescencia gran parte de las y los jóvenes abandonan laescuela e inician algunas adicciones y su vida sexual, muchas veces en condición de riesgo? La adolescencia es una etapa desafiante, llena de interrogantes para la juventud y para los padres y madres de familia.
Aunque muchas veces no lo acepten, las y los adolescentes necesitan ayuda, anhelan motivación y requieren la atención en todos los aspectos de su vida, ya que están viviendo una fase en la que tienen cambios físicos y de personalidad, adquieren conocimientos y desarrollan hábitos y habilidades que serán de utilidad para la vida adulta.
En ese sentido, es de vital importancia que tengan el apoyo de las madres y los padres, quienes deberán guiarlos con actitudes positivas, tratos afectuosos y anteponiendo la comunicación, un factor importante en la relación entre padres e hijos.
En la edad adulta, recordemos el apoyo y la paciencia que tuvieron nuestros padres cuando fuimos adolescentes.
En materia de educación, es responsabilidad del núcleo familiar ayudar a sus hijos e hijas en su rendimiento, lo cual se logra a través de la lectura conjunta, resolviendo dudas y transmitiéndoles seguridad, lo que permitirá que se sientan incentivados en aprender, así como promover su autoestima y actitud en el aula; de lo contrario, tendrán actitudes negativas y su progreso será lento. Asimismo, se debe tener clara la necesidad de orientarles en temas de sexualidad, el cuidado de su cuerpo y explicarles acerca de los efectos del alcohol, cigarrillo y otras drogas ilícitas, entre otros.
La adolescencia es una transición larga y costosa, provoca cambios en el comportamiento, algunos tienen cambios fuertes y otros no tanto, gran parte se distancia de sus progenitores por falta de confianza y optan por escuchar a sus amistades, lo que da como resultado malas decisiones. Sin embargo, esta etapa no es para siempre, por lo que se les debe guiar con paciencia, cariño, y respeto hacia sus necesidades de independencia.
Finalmente, se debe regular la intensidad de control hacia las y los adolescentes y así evitar actitudes adversas, además de ser flexibles, ya que ellos están luchando por adecuarse a los cambios bruscos por los que pasan; una etapa que en el futuro será recordada como de aprendizaje y crecimiento.