Lic. Francisco Leal
Dirección de Investigación, DIADI/INAP
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Una de las maneras de desarrollar esta habilidad, dice el investigador, es recordarse constantemente de la satisfacción que va a sentir cuando cumpla sus objetivos. Ese pensamiento es una fuerza que le ayudará a seguir avanzando y a esforzarse por cumplir o superar un estándar de excelencia, tomando de buena manera los comentarios que otras personas hacen sobre su trabajo.
La Empatía para Goleman se relaciona con la capacidad de sintonizarse con las necesidades y sentimientos de las personas con las que se tiene que interactuar, ya sea con los compañeros de trabajo, el público en general o con los amigos.
Se trata de prestar atención a las otras personas y tomarse el tiempo para entender qué están tratando de decir y cómo se sienten. Por eso es clave la capacidad de escuchar y hacer preguntas. Y aunque la empatía es una habilidad que toma tiempo desarrollar, una práctica que puede servir es “ponerse en los zapatos de la otra persona de una manera profunda”, dice Goleman.
Definen la inteligencia emocional de una manera muy reducida.
La influencia se refiere básicamente a la capacidad de “transmitir su argumento a las personas clave de una manera convincente; especialmente a aquellas personas cuyas decisiones le pueden ayudar a conseguir sus metas”, explica el psicólogo. Una buena técnica para desarrollar esta característica, dice Goleman, es el juego de roles.
“Probablemente la mejor manera de mejorar esta habilidad es trabajando con un instructor o un compañero de confianza”. Aunque pueda parecer incómodo al principio, se trata de ejercitarse tratando de convencer a otra persona. Esta práctica permite prepararse para cuando llegue un momento real en que deba aplicarse el poder de onvencimiento.
¿Cuál es la trampa? Una bastante común en la que caen las personas, explica Goleman, es que definen la inteligencia emocional de una manera muy reducida. Es decir, se enfocan en una o dos características y dejan de lado la complejidad del concepto.
“Al poner la atención en su sociabilidad y simpatía, pierde de vista todos los otros rasgos esenciales de la inteligencia emocional que le pueden faltar, que pueden convertirlo en un líder más fuerte y efectivo”, apunta el psicólogo.
Eso hace que, aunque las habilidades más poderosas son la orientación al logro, la empatía y la influencia, no hay que dejar de lado el resto de las características que hacen que una persona desarrolle un alto nivel de inteligencia emocional.