Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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En la fantástica e histórica ciudad de Constantinopla, hoy Estambul, se está desarrollando un proceso de acercamiento y reuniones entre los representantes de Ucrania, la Federación Rusa, Turquía y la Organización de Naciones Unidas para definir el mecanismo que permita liberar los puertos ucranianos en el Mar Negro y, de ser así, distribuir los más de 25 millones de toneladas de granos, cereales y semillas de girasol para mitigar el hambre de millones de seres humanos.
La semana pasada, el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas anunció a través de los medios de comunicación la posibilidad de lograr un acuerdo entre las partes en confrontación. Sus declaraciones entusiastas por el avance obtenido lo definieron como un paso importante y sustancial hacia la solución de la problemática de abastecer regiones vulnerables como el Continente Africano y el Medio Oriente.
En su intervención, calificó la actividad como un “rayo de esperanza” para estabilizar los mercados alimentarios globales y, sobre todo, apoyar a los países más vulnerables.
Naciones Unidas lleva meses gestionando una solución a esta crisis y al mismo tiempo está tratando de garantizar la exportación de productos agrícolas y fertilizantes rusos para que se puedan exportar sin obstáculos o sanciones impuestas por la agresión militar. La liberación de los puertos permite visualizar el desarrollo de la preparación de la tierra para la próxima siembra y cosecha. Rusia y Ucrania son claves para los mercados alimentarios.
Un rayo de esperanza para estabilizar los mercados alimentarios globales y apoyar a los países más vulnerables.
Esta semana se tienen planificadas nuevas conversaciones en Turquía, lo cual fue anunciado por el ministro turco de Defensa. Se espera la presencia de las delegaciones de la Federación Rusa, Ucrania, Naciones Unidas como negociador y Turquía como anfitrión. Ankar anunció que las delegaciones esta compuestas por expertos de defensa de los países beligerantes, lo cuales llegaron al acuerdo de la necesidad de establecer “controles comunes” en los puertos y garantizar las vías marítimas en el mar Negro.
Las expectativas son que esta semana existe la posibilidad de lograr los mecanismos para desbloquear y permitir mantener el flujo de abastecimiento alimenticio. Pero sobre la mesa de negociaciones Rusia exige el registro de los buques para evitar el transporte de armamento y municiones hacia Ucrania, situación que Kiev rechaza, a su vez, los ucranianos piden garantías de seguridad frente a los ataques rusos, si acceden a eliminar las minas marinas que protegen sus puertos.
Todavía hay mucha ruta por caminar en esta negociación, pero ya se dio un paso hacia delante para solucionar la situación que afecta a la humanidad; es claro y fuerte el impulso por buscar una solución de la controversia entre las partes enfrentadas. Todo este juego diplomático y político se encuentra en las manos de los negociadores y sus habilidades. Siempre hay un movimiento en el ajedrez de la política internacional, que se deja de último y que logra finiquitar la problemática.
Mientras todo esto sucede en Estambul, la guerra continúa en los diferentes escenarios bélicos, la confrontación se encuentra en plena actividad. La Unión Europea y Estados Unidos continúan apoyando a Ucrania para soportar la incertidumbre de los tiempos de guerra. China, en una posición indefinida por las repercusiones a sus intereses económicos, políticos y militares.
El liderazgo mundial se está disputando entre las tres grandes potencias, el desenlace de esta incógnita vendrá luego del fin de esta guerra.
Nada será igual en el mundo luego del silencio de las armas. Nuestro mundo está a las puertas de una nueva realidad, con giros inesperados e inauditos de las relaciones internacionales, cambios en las reglas de los mercados y el dominio de nuestro futuro cercano y lejano será enigmático y sin precedentes. Mientras, se está jugando con el hambre de la humanidad.