Alejandro Alonzo
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Foto: Archivo
Venganza sin consecuencias: esto ofrece el misterioso Agente Graves a una serie de individuos de diversos ámbitos de la vida, presentándoles pruebas irrefutables de que ciertas desgracias, tragedias o traumas en sus vidas han sido causadas intencionalmente por terceros. Acto seguido, Graves entrega a cada uno un maletín que contiene la identidad del culpable, junto con una pistola y 100 balas imposibles de rastrear.
Tal es la premisa inicial de la serie 100 Bullets (1999 – 2009), publicada por Vertigo. Los primeros números muestran lo que estas personas hacen con los contenidos de los maletines de Graves. Pero luego empieza a hacerse evidente que algunos de los maletines son en realidad una forma de encontrar nuevos miembros para los Minutemen, un grupo de asesinos dirigidos por Graves y asociados con el poderoso colectivo conocido como The Trust.
Este colectivo está formado por 13 “familias” y los Minutemen actúan como sus ejecutores y como un mecanismo de seguridad interno que se asegura que ninguna de las familias obtenga más allá de su cuota de poder o que intente desestabilizar o debilitar la posición de otra familia.
En esta serie, nada es lo que parece y todo está conectado.
Poco a poco se revela que tiempo atrás los Minutemen fueron desbandados por Graves y sus miembros fueron escondidos y puestos en “hibernación”, viviendo vidas normales con nuevas identidades y totalmente ajenos a su antigua existencia como asesinos a sueldo.
Pero ahora Graves está dedicado a destruir el Trust, y ha empezado a manipular a las diversas facciones compuestas por las familias del Trust y los Minutemen del pasado, del presente y del futuro. El resultado promete ser sangriento.
100 Bullets fue escrita por Brian Azzarello, e ilustrada por Eduardo Risso. Es una serie noir con un tono brutal, con guiones donde los personajes intercambian diálogos crípticos y fragmentados; los rivales pelean con verdades veladas, amenazas agudas y montones de improperios. El lenguaje es, como en gran parte del trabajo de Azzarello, no solo un medio de comunicación, sino una expresión de poder.
Risso, por su parte, presenta al mundo vicioso de la serie y sus habitantes con líneas expresivas y a menudo, elegantes. Su hábil manejo de sombras y siluetas le da a la serie su atmósfera de peligro y tensión perpetuos.
El artista también muestra una notable variedad de diseños de página y técnicas de ritmo que impulsan confrontaciones viscerales y conversaciones intensas por igual, contra fondos ricamente detallados que se extienden desde los barrios marginales del centro de la ciudad hasta los rascacielos decadentes.
Gracias al enorme éxito de la serie, Azzarello y Risso se reunieron para producir una secuela de ocho episodios, Brother Lono, en 2014.