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Boris Johnson anunció ayer que dimite como primer ministro del Reino Unido y que ha puesto en marcha el proceso para ser sustituido como líder del Partido Conservador británico y, por tanto, del cargo oficial que ostentaba.
“Está claro que la voluntad del Partido Conservador en el Parlamento es que debería haber un nuevo líder del partido y, por tanto, un nuevo primer ministro”, dijo en un mensaje a la nación a las puertas del número 10 de Downing Street, su residencia oficial.
Johnson, que apareció rodeado por sus más cercanos colaboradores, además de su esposa, Carrie, y una de sus hijas, subrayó que el proceso para reemplazarlo ya se ha iniciado y que la semana próxima se dispondrá de un calendario.
Sin embargo, recordó que hasta que los conservadores elijan a un nuevo líder, él seguirá al frente del Gobierno de forma interina, pese a que son muchos dentro y fuera de su partido que reclaman que se marche ya.
El funcionario indicó que habló con el presidente del Comité 1922, que agrupa a los diputados tories sin cartera, Graham Brady, a fin de iniciar el proceso para sustituirle, ya que este comité es el encargado de establecer el calendario con miras a la elección del “número uno” de la formación, que puede durar varios meses.
Reconoció que en las últimas horas intentó convencer a su gobierno de que sería “extraño” reemplazarlo ahora, y lamentó haber “fracasado” en esas discusiones, al tiempo que admitió que “en política, nadie es imprescindible”. También dijo que se siente “inmensamente orgulloso” por los logros de su gobierno como el Brexit, la crisis de la pandemia y hacer frente a la agresión rusa en Ucrania