Sebastián Toledo
El invierno ha llegado nuevamente al territorio guatemalteco, causando sus primeros estragos, debido en parte al descuido que todos hemos generado en la protección del medio donde habitamos. Año con año, observamos inundaciones que provocan serios problemas en la vía pública y que ponen en alto riesgo la seguridad de la ciudadanía, ya que los tragantes resultan insuficientes para recibir y canalizar las correntadas derivadas de las copiosas lluvias.
Una situación donde todos los pobladores tenemos algún grado de responsabilidad, debido a que el estado actual de los drenajes se debe en buena medida a nuestras malas prácticas en el manejo de desechos. Muchos vecinos, en lugar de pagar la extracción de su basura, como sería lo correcto, la tiran a la calle para luego convertirse en tapones que obstaculizan la libre circulación de las aguas.
También existen automovilistas que la arrojan desde la ventanilla de sus vehículos, cuando es tan fácil disponer de un recipiente para guardarla y tirarla en un espacio adecuado cuando se llegue al lugar de destino. Es una sana costumbre que debemos inculcar en los niños y niñas, para que desde pequeños sepan cómo cuidar y proteger el medioambiente y evitar así mismo el deterioro de calles, viviendas y pasos peatonales.
Se requiere del compromiso de toda la ciudadanía para velar y proteger el buen estado de los desagües.
Son hechos que afectan a la ciudadanía de diferentes formas, desde personas que se ven en serias dificultades en sus vehículos, hasta peatones que enfrentan obstáculos para transitar libremente en la vía pública. En este caso, se pueden referir a las personas con discapacidad, las que ante las inundaciones tropiezan con serios peligros, ya que les impide transitar en su silla de ruedas o caminar con muletas, bastones y andadores.
Los pasos peatonales en la mayor parte de las ciudades son inaccesibles para las personas con discapacidad, un hecho que se incrementa significativamente ante estas situaciones y que incide negativamente en la realización de sus actividades.
Por lo que se requiere del compromiso de toda la ciudadanía para velar y proteger el buen estado de los desagües, porque muy buena podrá ser la labor de las municipalidades en el mantenimiento de estos, pero si continuamos con las malas prácticas, seguiremos siendo testigos del deterioro de nuestras ciudades en cada invierno.