Jean-Pierre Lacroix
Secretario General Adjunto
A pesar de realizar nuestros mejores esfuerzos para mantener la seguridad del personal,cada vez más miembros del personal de mantenimiento de la paz resultan heridos o mueren ante estas condiciones volátiles. La frecuencia de los ataques maliciosos contra el personal de mantenimiento de la paz aumentó de 280 en 2020 a 463 el año pasado.
Entre los que hemos perdido se encuentran ocho Cascos Azules que murieron cuando su helicóptero cayó en el este de la RDC en marzo, durante una misión de reconocimiento para ayudar a proteger a los civiles. Asistí a un servicio conmemorativo muy conmovedor junto a mis colegas en Goma.
Todos comprendemos que el riesgo y las pérdidas son inevitables dada la naturaleza de nuestro trabajo, pero reunirnos en estas trágicas circunstancias nos recuerda el inmenso precio que han pagado los Cascos Azules caídos y sus familias. A ellos, quiero rendirles homenaje. Su sacrificio nos inspira a redoblar nuestros esfuerzos para construir la paz y la estabilidad.
Para el mantenimiento de la paz la ONU no está sola en este empeño, trabajamos conjuntamente con otros socios en la causa de la paz (Desde 1990 el Ejército de Guatemala aporta a las fuerzas de paz de la ONU).
En 2021, hubo 24 víctimas mortales debido a actos violentos contra personal de paz de la ONU.
Entre ellos se encuentran las organizaciones humanitarias que prestan asistencia vital a los más vulnerables. También son fundamentales las alianzas sólidas con las comunidades, las cuales nos inspiran con su resiliencia y persistencia para ayudar a resolver las tensiones, apoyar la reconciliación y construir la paz.
Las mujeres y los jóvenes también son socios vitales como poderosos defensores de la paz, al igual que la sociedad civil y los medios de comunicación, que arrojan luz sobre los desafíos y ayudan a promover soluciones. Seguimos fortaleciendo nuestras alianzas con los 122 Estados miembros que aportan más de 75 mil efectivos militares y policiales a nuestras 12 operaciones de mantenimiento de la paz. Confiamos en el consentimiento y la activa participación de los gobiernos anfitriones, así como en el apoyo firme y unido de los socios regionales e internacionales para persuadir a las partes de que dejen de lado sus diferencias y hagan las concesiones necesarias para alcanzar acuerdos políticos.
Las Misiones para el Mantenimiento de la Paz son una herramienta imperfecta que nunca puede satisfacer todas las necesidades o expectativas. Hay situaciones en las que nos vemos impedidos o no cumplimos con nuestros mandatos, y nos defraudamos a nosotros mismos y a aquellos a los que servimos, incluso en casos de mala conducta de nuestro personal.
Aunque esto ocurre, seguiremos rindiendo cuentas, interrogando constantemente nuestra actuación y encontrando formas de ser más innovadores y eficaces, especialmente a través de la iniciativa Acción para el Mantenimiento de la Paz, que establece áreas prioritarias en las que es necesario avanzar. Esto incluye el fortalecimiento de nuestra capacidad para promover soluciones políticas y apoyar la paz sostenible, mejorar la protección de los civiles, así como la seguridad del personal de mantenimiento de la paz, aplicar la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, y evaluar rigurosamente nuestro propio desempeño.
Nuestros objetivos y metas son ambiciosas y no todas se alcanzarán. A veces se nos pueden plantear preguntas sobre el valor y el impacto del mantenimiento de la paz.
Pero si no es el mantenimiento de la paz, ¿qué otra cosa? ¿Existe hoy en día una solución mejor para mantener el alto el fuego, para proteger a los civiles, evitar el caos y apoyar los esfuerzos de paz en los complejos entornos afectados por el conflicto en los que se despliegan nuestras operaciones?
A pesar de estas interrogantes, y ante los numerosos retos que se nos plantean, las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas se mantendrán, junto con nuestros socios, para ser una fuerza de cambio en un esfuerzo colectivo por lograr la paz y el progreso para todos los pueblos.