Jorge Fábrega
Director, Doctorado en Ciencias de la Complejidad Social, Facultad de Gobierno
El estallido social chileno de 2019 fue una crisis de legitimidad de la autoridad a todo nivel. Por su centralidad en la vida común, el foco de las miradas ha estado principalmente en la dimensión política de esta crisis. Por eso, las energías se han focalizado en el proceso constituyente.
Pero es la noción misma de autoridad legítima (esto es aquella persona o institución a la que le reconocemos la potestad de limitar o guiar nuestras acciones) la que ha perdido su brújula y, por ende, la que nos desafía a buscar cómo reorientarla en todos los planos.
Por ejemplo, en el plano moral y espiritual, las iglesias han perdido legitimidad frente a sus feligreses. En la dimensión de la generación de conocimiento, los expertos ya no cuentan con la credibilidad y confianza ciudadana de otros tiempos. En las estructuras de interacción social, se sospecha de los méritos de todo tipo de élites.
En la dimensión de la generación de conocimiento, los expertos ya no cuentan con la credibilidad y confianza ciudadana de otros tiempos.
En el ámbito informativo, los medios tradicionales de comunicación masiva son mirados con recelo por una ciudadanía que vive a un click de una avalancha de fuentes alternativas de contenidos. En las escuelas y universidades, los docentes son ‘cancelados’ por estudiantes, etc.
Detrás de cada una de estas pérdidas de legitimidad de la autoridad, hay modos de concebir el orden social que ya no cimentan los vínculos como antes. En parte, esa pérdida de legitimidad es resultado esperable de las transformaciones y renovaciones propias de una sociedad que se torna más compleja y diversa, pero en nuestro caso tienen además parte de su origen en un hastío social frente a abusos, inequidades e injusticias que estaban cristalizadas y naturalizadas.
Quizás el caso más notorio y documentado se refiere a las relaciones entre géneros y el surgimiento ideológicamente transversal del feminismo como respuesta a sus múltiples injusticias.
La ausencia de modos de canalizar el hastío social desemboca en ira y en un día a día que se vive en continua irritación.
Continuará…