Celeste, de 4 años, y Antonio, de 11 meses (nombres ficticios), viven en una zona residencial exclusiva ubicada en carretera a El Salvador, en el seno de una familia económicamente solvente.
Comparten un cuarto equipado con juegos, que está decorado para sus edades. En realidad, no les falta nada, sobre todo cariño y amor. “Su madre de corazón”, como se define María Mendoza, los acogió en su hogar, en el marco del Programa Familias Sustitutas, que impulsa la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia (SBS).
La estrategia evita que niños y adolescentes, separados de sus familias por orden judicial, permanezcan en hogares estatales mientras se resuelve su situación legal.
95 menores son atentidos por 74 familias sustitutas.
Protección y abrigo
“Aquí tienen de todo: alimentación, salud, pediatras, vacunas, vitaminas, vestuario y educación”, cuenta Mendoza, una joven soltera que se dedica a las Relaciones Públicas y la Comunicación.
Cada cierto tiempo, los niños deben asistir a un centro estatal a recibir terapias para tratar traumas provocados por su relación con sus padres biológicos, pero ella prefiere pagarles sesiones privadas.
Celeste, una niña risueña y platicadora, fue la primera en ser acogida. Llegó cuando tenía 3 años, en marzo de 2021 (ahora tiene 4); poco después empezó a ir al colegio. Recita los números del 1 al 10 y los colores en idioma inglés, mientras juega en la sala, muy cerca de donde se realiza la entrevista.
Mendoza se define como católica y recuerda que durante una peregrinación a Tierra Santa “sintió un llamado muy fuerte”, para poner en práctica su deseo de ayudar a los niños. A Antonio lo recibió cuando tenía 2 meses, en agosto de 2021.
“Estoy segura de que voy a llorar mucho (cuando se vayan), pero también sé que lo que estoy haciendo cambiará la vida de ellos.” María Mendoza
Beneficiados
De momento, refiere la SBS, hay 95 menores de edad que conviven con 74 familias sustitutas, todas acreditadas y capacitadas por la Secretaría. Además, 18 niños y adolescentes han salido del programa en 2022, tras resolverse la situación legal.
La experiencia de convivir con Celeste y Antonio le ha dejado a María “momentos muy lindos”, como ver que la pequeña superó, con las terapias, su problema del habla, aunque valora más verlos crecer seguros, porque se sienten amados.
La madre sustituta reconoce el respaldo ofrecido por
Buckner Guatemala, cooperante internacional que apoya a la SBS. “Me dan seguimiento y me han acompañado en todo”, concluye.
