Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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En este momento, luego de más de setenta días de combates, las operaciones están estancadas en más de un 80 por ciento según los últimos reportes de fin de semana, y Moscú está en una situación de inflexión debido a la conmemoración de la victoria final de la Segunda Guerra Mundial, hoy se define si se declara la guerra y, de ser así, se inicia una movilización general por parte de las unidades de reservas de las regiones más pobres de la Federación Rusa.
Pero Putin no reconoce a Ucrania como un Estado soberano, ni como una nación: ¿Por qué debería entonces declararle la guerra?, y no puede anunciar una movilización masiva, porque: no se lo puede permitir, aumentaría la presión sobre las fuerzas armadas rusas, las cuales están debilitadas y por el desgaste político no puede predecir la reacción pública, lo que comprometería su poder y liderazgo.
Lo último es particularmente importante en este momento en que tiene en contra la opinión pública internacional y en algunos sectores rusos. Se supone que el mantener el 20 por ciento del territorio ucraniano bajo su control, el constante bombardeo con misiles y las penetraciones en múltiples sectores del territorio ocupado, puede servir de chantaje para la no intervención de las fuerzas de occidente.
Reconstruir la infraestructura de Ucrania será una tarea titánica a futuro, onerosa y de largo aliento.
Pero a Putin no le interesan las leyes y regulaciones internacionales. Él lanzó una guerra de exterminio en Ucrania, él está convencido de que puede obtener mayores ganancias destruyendo Ucrania, de lo que la guerra le cuesta a Rusia en términos humanos, pérdidas materiales, daños económicos. Él lanzó a su brazo armado y es el único que puede detener la guerra en cualquier momento.
Con negociaciones o sin ellas, pero no tengan dudas de que, si no hay una salida honorable para Putin, no le temblaría el alma para atacar a Moldavia, Finlandia, Suecia y a cualquier país neutral. Con Europa unificada y contribuyente de la OTAN, se vería muy comprometido debido a las tropas involucradas en la invasión a Ucrania.
El temor de occidente es que el conflicto actual se amplíe a otras latitudes y que el abastecimiento de petróleo, gas natural y carbón sea negado para los países dependientes de la Federación Rusa.
Las complicaciones en lo financiero, económico y comercial está afectando a la mayoría de los países, principalmente a los que pertenecen al Hemisferio Occidental.
La guerra actual se extenderá en el tiempo y espacio, debido a las exigencias del Kremlin y la posición de Kiev con su contrapropuesta en las negociaciones también estancadas en Turquía. Mientras Rusia está ejecutando una movilización encubierta de unidades de reserva de las partes más pobres de la Federación.
Algunos analistas asiáticos consideran algunas opciones del colapso de Rusia, pero son suposiciones con base en el desarrollo de Juegos de Guerra con realidad virtual aumentada e inteligencia artificial que pone en ejecución diversas dinámicas de algoritmos para la construcción de escenarios probables a futuro.
Es una probabilidad, pero habrá que esperar que las condiciones específicas para una interpretación de los eventos que lleguen a ese final.
Analizar las circunstancias y los eventos que se están ejecutando en los ámbitos afectados por este conflicto permite vislumbrar posibles escenarios; nada se puede descartar en la incertidumbre de la guerra, en la cual los paradigmas sobran y desaparecen a una velocidad increíble.
Los combates se mantienen en los sectores donde la destrucción, la desolación y la muerte son en su conjunto el común denominador. Reconstruir la infraestructura de Ucrania será una tarea titánica a futuro, onerosa y de largo aliento.
La ofensiva rusa se encontró con una resistencia sin precedentes por parte de los ucranianos que invalidó la prospectiva de los mandos militares invasores; además, nunca se imaginaron el apoyo de Occidente hacia Ucrania y el rechazo a la invasión por los medios de comunicación internacional.