Guillermo Monsanto
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Algo que les aprendí a los artistas del siglo XX fue la importancia de dejar registros para el futuro.
Una invitación impresa, un catálogo, un afiche, una crítica periodística puede ser determinante en la reconstrucción de la senda por la que transitó determinado protagonista y, de paso, ayudar a intuir sus relaciones con otros autores e instituciones.
Alguien me decía hace unas semanas que los libros ya no estaban de moda porque ya nadie leía. Que era mejor subir los textos a la internet para que estuvieran a la disposición de todos. En algunos casos, no niego que este ejercicio es un excelente recurso, pero ¿qué pasa cuando nadie consulta durante un buen tiempo sobre determinado tema porque lo desconoce del todo?
Llevo alrededor de un año siguiendo los pasos del pintor guatemalteco Salvador Saravia (1908-1989). Artista muy visible durante el siglo XX y con una participación importante en la evolución del paisajismo guatemalteco y las corrientes regionalistas.
Lo interesante de este registro radica en la visibilidad de autores poco conocidos.
Buscando en documentos imposibles de conseguir en la red, me topé con un catálogo de 1984: Exhibición de pinturas contemporáneas de Guatemala, en el Museo Nacional de Historia de la República de China. En él, además de encontrar a Saravia, me topé con una particular curaduría propuesta por Zipacná de León.
El acercamiento a la pinacoteca, también escrito por De León, comprende como preámbulo una visión que arranca con las pinturas rupestres de las cuevas de Yalpemech (Alta Verapaz), entre otras sugerencias de expresiones en otros importantes sitios arqueológicos.
Después brinda un listado de artistas coloniales, entre los que destacan nombres como el de Quirio Cataño, Tomás de Merlo, Mateo de Zúñiga, Pedro de Liendo, Francisco Montúfar, Nicolás Toledo, Cristóbal de Ochoa, Félix de Mata, José de Valladares, entre otros. Todos estos autores, relacionados al arte religioso guatemalteco. No olvidó, después de la independencia, mencionar a los artistas extranjeros que ejercieron su influencia en la generación de 1910.
Y es desde este punto que De León reunió una línea de tiempo que cuenta con la obra de autores emblemáticos como Rafael Rodríguez Padilla, Carlos Mérida, Dagoberto Vásquez, Guillermo Grajeda Mena, Juan de Dios González, Efraín Recinos o Elmar Rojas. Pero que además incluye artistas poco usuales de ver en exposiciones antológicas modernistas como los modernistas Miguel Alzamora, Aracely Alzamora, Nan Cuz, Rodolfo Marsicovétere, el español Eugenio Fernández Granell, Gloria Li, Wilfreda López, Arturo Martínez, Francisco Morales Mux, Roberto Ossaye y Francisco Tún, fluyendo con sus propuestas dentro de un nutrido y suigéneris grupo de artistas coronados por varios participantes de la IV Bienal de Arte Paiz.
Este registro es valioso debido a sus contenidos y la relación de diferentes generaciones de pintores.