Guillermo Monsanto
Richard Barton Smith Dobbs, conocido respetuosamente en Guatemala como Dick Smith, falleció el pasado martes 5 de abril a los 90 años. Fue un polifacético hombre de teatro, filántropo y gestor de las artes. Se va con él buena parte de la época de oro del arte escénico guatemalteco y una labor incansable en beneficio de las bellas artes y sus productores. Vocación poco conocida en el presente, pero que debe percibirse como una de las bases del teatro contemporáneo.
No se puede hablar de Dick sin tener presente a Dialma Mini Smith, su esposa y compañera de tablas, con quien fundó el Teatro del Puente. Juntos formaron una maravillosa familia y, también en pareja, construyeron con gran esfuerzo su propia leyenda en el mundo de las artes escénicas. Dialma, por ejemplo, tradujo los libretos escritos por Dick en inglés y adaptó varias obras de otros dramaturgos para presentarlas en Guatemala. Dick, por su lado, produjo y montó artesanalmente decenas de libretos los cuales dignificó con sensibilidad y una astucia particular. Entre sus aportes reluce Interteatro y los alcances que este programa alcanzó. También fue uno de los creadores del Opus a las artes.
Dick y Dialma Smith están en la base del teatro musical de Guatemala. Ambos aportaron un plus al teatro nacional desde los años sesenta.
Las obras de Dick Smith fueron alimentadas desde una sólida cultura proveniente de la asidua lectura. La palabra siempre fue abordada desde los más altos valores semióticos y, con estos, las sutilezas fueron la esencia que fundamentó sus propuestas. Y es que los mortales podían pasarla muy bien en sus representaciones, pero los entendidos alucinaban.
Dick Smith, además, consiguió atraer a sus elencos a infinidad de actores de renombre como María Teresa Martínez, Julio Díaz, Javier Pacheco, Frida Henry, Alfredo Porras Smith, Rafael Pineda, Yolanda Williams, Edgar Quiñónez, Sergio Luna, Nety Marroquín, Joam Solo, Salomón Gómez, Giacomo Buonafina, Ernesto Molina Samperio, Gabriela Contreras, Luis Humberto Escobar, Antoine Gely y, por supuesto, su musa de todos los tiempos, Dialma Mini de Smith.
Decenas de actores de todas las edades, emergentes y consolidados, dieron vida a sus personajes y refrendaron, con su confianza, el lugar de los Smith en el mundo de las artes escénicas. Más allá del artista, Dick siempre fue un buen amigo. Un hombre confiable y de bien. Siempre supo ser cálido y afable.
En mi caso personal, tengo que agradecerle que en mi etapa emergente escribiera Nuevas caras del 85 en la pesadilla de un actor. Yo no me di cuenta de que tenía el protagónico de su obra hasta casi el final del montaje. Todos los actores que participamos en aquel proyecto (más de cincuenta almas) en el teatro del Puente fuimos testigos de cómo escribió sobre la marcha aquel exitoso guion con base en los eslóganes publicitarios de la contienda electoral. Y a este trabajo se sumaron otras propuestas entre las que listo Comedia to nigth, en 1989, en donde presentó con mucho éxito la Herencia de MacCritchet. Descase en paz.