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Vladimir Putin, jefe de Estado de Rusia, dio un ultimátum a Ucrania para entregar la ciudad de Mariúpol, situación que ha elevado las tensiones, ya que el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, aseguró que “tendrían que eliminarnos a todos” para ello. En tanto, la Iglesia católica prepara la consagración de las dos naciones al Inmaculado Corazón de María, en una liturgia por la paz que se celebrará el 25 de marzo en la basílica de San Pedro, en el Vaticano.
Zelenski dijo que su país no puede cumplir el ultimátum de Rusia, porque para ello las fuerzas rusas tendrían que destruir al pueblo ucraniano. “No podremos hacerlo. ¿Cómo se puede hacer esto? Tendrían que eliminarnos a todos, y entonces se cumpliría automáticamente”, enfatizó.
Añadió que, incluso en ciudades ya ocupadas por los rusos como Melitopol o Berdyansk, “cuando ellos (las tropas rusas) entran, la gente no se rinde. (Los rusos) levantan la bandera, la gente la baja. Mataron a un hombre, sí, la gente se escondió, pero por la noche salieron y volvieron a quitar la bandera. ¿Qué queréis? ¿Destruirnos a todos? Podemos cumplir el ultimátum, solo cuando ya no estemos”, dijo.
La ciudad portuaria de Mariúpol, en el sureste de Ucrania, centra la atención de la guerra con Rusia en un asedio que se mantiene desde hace días y que tiene visos de prolongarse.
Unas 400 mil personas han estado atrapadas en Mariúpol durante más de dos semanas, en medio de intensos bombardeos que han cortado los suministros centrales de electricidad, calefacción y agua, según fuentes locales.
Rusia llamó el domingo pasado a las fuerzas ucranianas para que se rindan y abandonen “sin armas” Mariúpol, algo que Kiev calificó de “delirio”.
