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El puerto fronterizo de San Ysidro, en la ciudad mexicana de Tijuana, frontera con Estados Unidos, se ha convertido en un campamento de refugiados rusos y ucranianos, a quienes se les han sumado algunos bielorrusos, que han llegado a este país huyendo del conflicto bélico que se inició el 24 de febrero pasado.
En tanto, las autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (CBP, en inglés) les han negado la entrada para las solicitudes de asilo, en especial a los de Rusia y Bielorrusia, bajo el argumento del Título 42 que por razones de salud pública permite expulsar a los solicitantes o no permitirles la entrada a suelo estadounidense.
310 refugiados se han recibido en las últimas tres semanas.
En un recorrido efectuado en la frontera, se observó a un grupo de aproximadamente 20 personas, la mitad menores, quienes postrados en una especie de campamento con sus pertenencias en el piso estaban a la espera de saber si podrían ingresar en EE. UU.
Uno de los migrantes, quien se identificó como “Antonio” para reservar su identidad, compartió que llegó hace dos días, luego de salir de su natal San Petersburgo, y lamentó que les impidan solicitar asilo. Por su parte, el delegado gubernamental mexicano en el estado de Baja California, Alejandro Ruiz Uribe, informó que en el caso de los ucranianos “el proceso de asilo humanitario es prácticamente pase directo a Estados Unidos”.