Pablo Allard Serrano
Facultad de Arquitectura y Arte
El jueves pasado, se aprobó, en Chile, la ley para promover la integración social y urbana. Tras más de tres años de intenso debate, este consenso es fruto del diálogo entre actores públicos, privados, institucionales, políticos y cientos de comités de viviendas, pobladores y dirigentas que lo hicieron suyo y dotaron de legitimidad territorial.
La ley contiene modificaciones de corto plazo que permiten a familias vulnerables acceder a suelo para viviendas bien localizadas, entregando nuevas capacidades para que el Minvu sea proactivo en la gestión de suelo y proyectos, más allá del financiamiento o como regulador, en colaboración con los municipios y el sector privado, velando por un sano desarrollo del mercado, y generando condiciones para que las clases medias y vulnerables no sigan siendo desplazadas a los márgenes de la ciudad.
Son cuatro pilares los que fueron aprobados: 1. Vivienda de integración en la planificación urbana: municipios y gobiernos regionales deberán promover la integración social, incluyendo al déficit habitacional como objetivo de la planificación urbana. Se generan herramientas de incentivos y resguardos. 2. Gestión y cambios de uso de suelo: el Minvu puede comprar terrenos bien localizados o modificar normas para acelerar la construcción de viviendas sociales. 3. Revertir la segregación con barrios integrales: se implementan a nivel de ley los planes maestros de regeneración y se reglamentan las herramientas que tendrán los nuevos comités de regeneración urbana. 4. Plan de emergencia habitacional: una caja de herramientas disponible desde este año para combatir el creciente déficit y acelerar la construcción de viviendas sociales. Incluye la posibilidad de traspasos de terrenos desde otras instituciones del Estado.
Como toda ley de esta complejidad, es perfectible y necesita ser reglamentada.
Como toda ley de esta complejidad, es perfectible y necesita ser reglamentada para cuajar en diversas instituciones y autoridades.
Se inicia así una transformación urbana crucial, donde avenidas con buena oferta de transporte contarán con premios de densidad a cambio de un porcentaje de viviendas a precios accesibles, o generar condiciones en un sector para que nuevas edificaciones cuenten con viviendas de interés público. Lo mismo en regiones y ciudades intermedias que crecen a ritmo vertiginoso. Sin duda una oportunidad que celebramos en medio de la urgencia.