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Los parqués de las grandes bolsas mundiales han vivido sesiones frenéticas durante las que pasaron a perder hasta el 6 por ciento en algunas plazas a primera hora, cuando el petróleo rozaba los máximos de 2008, a cerrar con unos descensos que ponen de manifiesto el nerviosismo que invade a los inversores, a causa de la invasión rusa a Ucrania.
Tras conocerse el fin de semana que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) estudian algún tipo de embargo al petróleo ruso, el crudo Brent, de referencia en Europa, se disparó hasta casi los US $140 el barril, y en Asia los mercados han sufrido abultadas caídas (por encima del 3 por ciento en Tokio y Hong Kong) que se trasladaron a las plazas europeas.
Las sanciones a Rusia merman la disponibilidad de materias primas y su escasez puede llevar a interrupciones en la cadena de producción.
Por su parte, el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI), referente en EE. UU., cerró con una subida del 3.2 por ciento y se situaba en US $119.40.
“La estanflación es el peor escenario económico que se puede tener”, señalan los analistas, ya que para frenar la subida de precios los bancos centrales tendrán que subir los tipos “en vez de introducir políticas monetarias expansivas, que han sido el antídoto en las crisis anteriores que hemos vivido”.
Los expertos añaden que ahora se acrecientan las dudas sobre los próximos pasos de la política monetaria: “Hemos pasado, en menos de tres meses, de subir tipos de forma muy suave, a pensar en la posibilidad de tener seis alzas en 2022 y regresamos ahora a serias dudas de cuál será el camino que tomará la Reserva Federal estadounidense (Fed)”.
2008 fue el último máximo histórico de los combustibles