María Álvarez de las Asturias
Revista Nuestro Tiempo
Esa tarea comienza en el noviazgo: un tiempo de conocerse y ver si, además del enamoramiento, se comparten los valores
fundamentales sobre los que se quiere edificar la vida.
Un noviazgo bueno no termina en boda necesariamente: lo importante es que acabe en la decisión libre y sensata de seguir adelante (casarse) o en ruptura, cuando se ve que no tiene sentido o no se quiere dar el paso siguiente.
Los años universitarios son una ocasión privilegiada para aprender a cultivar relaciones sólidas porque los estudiantes se enfrentan a situaciones que pueden favorecer este crecimiento. Por ejemplo, cumplir los compromisos, como estudiar, entrena en no seguir automáticamente los “Me apetece” sino complementarlos con el “¿Me conviene?”.
Estos dos aspectos, emoción y razón, son imprescindibles en las relaciones afectivas.
Estos dos aspectos, emoción y razón, son imprescindibles en las relaciones afectivas. Más la voluntad, que se ejercita estudiando con ganas y sin ellas, por la satisfacción de seguir el bien que uno ha elegido.
Establecer unas rutinas ayuda a centrarse y a integrar trabajo, descanso, relaciones… y así resulta más fácil afrontar sin mucho drama los imprevistos (cambios de horarios, temas que entran en el examen a última hora…), porque irrumpen sobre terreno trabajado.
Esto supone un entrenamiento para superar las crisis, que no son más que alteraciones de la situación existente y la necesidad de llegar a un nuevo equilibrio incorporando lo que ha surgido como novedad.
Por otra parte, en los encontronazos con compañeros y profesores se aprende a respetar ideas distintas, a llegar a puntos de encuentro compartidos, a saber apreciar a la persona por encima de las diferencias, a discutir y expresar los enfados sin atacar, y a pedir perdón y perdonar.
Estas herramientas ayudan a resolver las dificultades y a lograr una mejor comunicación, dos de los aspectos más importantes para el éxito en la pareja.
El matrimonio puede resultar un horizonte algo lejano en primero de carrera, pero siempre es un buen momento para cimentar las bases de una manera de vivir que sitúe a las personas en el centro. Hay que ser valientes para arriesgarse a amar, ya que eso nos hace vulnerables. Pero dejarse impactar por los otros, eso es amor.