Guillermo Monsanto
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El Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida le rinde homenaje a un nutrido número de escultores. En la muestra, cuyo hilo conductor lo proporciona el objeto tridimensional, resplandecen firmas determinantes en la evolución de la estatuaria local, entre las que destaca, de primero, la de Rafael Yela Günther.
Este artista y Mérida, conviene recordarlo, abrieron hacia 1916 el paso a las expresiones regionalistas y con ello ponderaron un fenotipo local que fue asumido por pintores y otros escultores como Rodolfo Galeotti Torres, quien también está incluido en el guion museográfico.
El grupo integrado por la Generación del 40 está bien fundamentado numérica y constitutivamente. Esta promoción es el parteaguas que deja atrás la escultura que se había venido proponiendo desde la época de Reyna-Barrios y los artistas europeos que inician los movimientos que finalmente confluyen en la modernidad guatemalteca.
La muestra permite apreciar los intereses de cada momento y que, en el presente, las posibilidades de expresión no se circunscriben a cánones establecidos.
Entre el listado relucen artistas como Dagoberto Vásquez, Guillermo Grajeda Mena, Roberto González Goyri o Arturo Tala García, entre otros varios nombres de cuantía. En este caso es la síntesis de las formas y el encuentro de lenguajes formalistas que se expresan en iconografías particulares que les identifican inequívocamente. Conviene recordar que el Museo Nacional de Arte Moderno es una herencia póstuma de la gesta revolucionaria.
Víctor Vásquez, Óscar Barrientos, Rodolfo Abularach y Efraín Recinos brillan como artistas emergentes en la Generación del cincuenta. Sus logros, en algunos casos, alcanzaron las mieles de la internacionalidad (en el caso de Abularach) y la trascendencia por distintos aportes, el resto.
Recinos se integra al grupo de muralistas en el Centro Cívico dejando un legado de incalculable valor en distintas locaciones. Con ellos los Vértebra, por un lado, y por el otro, los artistas cercanos a Luis Diaz y Daniel Schafer, le abren las puertas a la expresión femenina representada por Margarita Azurdia, Joyce, Jamie Bischof y Magda Eunice Sánchez.
Creando, todos, obras que abarcaron desde las corrientes informalistas hasta las expresiones del pop art y lo naif. No hay que olvidar en este apartado a Manolo Gallardo, quien demostró su valía con lo tridimensional.
Más actuales se identifican las obras de Regina de Batres, Lourdes de la Riva, Diana Fernández, entre las mujeres y, entre los varones, Dennis Leder y Luis Carlos, cuya labor es la antesala de escultores como Rae Leeth, Beberley Rowley, Pablo Swezey, Max Leiva, Maríadolores Castellanos, Diana de Solares, Leopoldo Barrientos; los internacionales Darío Escobar y José Toledo; Rodrigo Santa Cruz o Angie Chung.
En fin, la exposición toma en cuenta la presencia de cincuenta y dos escultores que nos llevan de la mano a partir de sus logros con la materia. Esta particular muestra, entonces, sugiere un trayecto que desemboca en lo contemporáneo y los lenguajes actuales.
